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La gran incógnita de AMLO para el 2024.

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Si consideramos que la supuesta encuesta que habrá de realizar Morena para la elección del abanderado a la Presidencia de la República en el 2024, será una “ficción”, y que el inquilino de Palacio Nacional será el “gran elector”, creo que surge la gran incógnita de las verdaderas prioridades que tomará en cuenta para decantarse por uno de los aspirantes, si lo que busca es continuidad a su proyecto, que a la vez le represente lealtad, o será la capacidad la que impere en momento de decidir.

Y es que me parece que López Obrador aún no ha determinado cuál es esa característica primaria que deberá cubrir el candidato el próximo año, pues si hablamos de que son tres los aspirantes más fuertes, quizá dos de ellos sí representan eso que anhela respecto a mantener una hegemonía morenista para un futuro inmediato, pues la afinidad con la 4T, el compromiso de mantener las políticas públicas respecto a los programas sociales, y el impulso a las obras “ícono” de este gobierno, como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles o la refinería Olmeca, son tan solo uno de los “requisitos” que los “interesados” en el cargo deberán cubrir.

Y desde mi punto de vista quienes han forjado una percepción de recibir el respaldo del Ejecutivo Federal con las características antes mencionadas, con Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López; quienes a su vez han buscado ser vistos como los posibles “herederos” de un movimiento que está obligado a mantenerse en el poder, pues desde su concepción ese ha sido el objetivo, pero creo que existen muchas dudas en cuanto a la Jefa de Gobierno y al Secretario de Gobernación, porque han seguido un patrón de conducta política y discursiva de la cual no son auténticos, pues en materia de comunicación, decir lo mismo por distintas personas, en diferentes momentos, no va a tener el mismo efecto social, pues existe una disociación en cuanto a la credibilidad respecto a lo que se dice y se hace, para tratar de generar sinergia con los ciudadanos.

Si la respuesta a la interrogante de López Obrador es la capacidad, entonces creo que la “corcholata” que representa este escenario es el actual Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, quien a pesar de también contar con la simpatía del Presidente, creo que tiene una visión más clara del rumbo que debe tener nuestro país, porque incluso en el terreno político-electoral quizá tendría más canales de comunicación dentro y fuera de Morena que le permitan conseguir el objetivo. El asunto es que a pesar de tener un equipo trabajando desde hace tiempo, la clave para él en los próximos meses del presente año es mantener su presencia en el territorio nacional, pues su responsabilidad, además de que le permite menor “golpeteo” político, también puede recorrer las entidades, algo que seguramente la redituaría llegado el momento.

En lo personal no dudo de la capacidad del Senador zacatecano, Ricardo Monreal, quien también ya está dentro de la carrera sucesoria, pero me parece que su papel en este proceso interno es quizá para lograr una negociación y ser el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, más que lo de Palacio Nacional, pues sabe que es el menos cercano a López Obrador, por eso incluso no lo veo como un perfil con posibilidades. Sus encuentros con otros interesados en la candidatura, como Sheinbaum, me parece que están más enfocados en “venderse caro” a cambio del respaldo para la Presidencia.

Pajareando.

El hecho de que Durango haya salido del semáforo rojo, respecto al manejo de los recursos, habla del trabajo que se realiza en el camino correcto, pues que la entidad esté bien evaluada, se traduce en la capacidad crediticia que los órganos nacionales puedan brindarle, y con ello seguir fortaleciendo las finanzas, y en un futuro inmediato “enderezar el barco” que se heredó desde el mes de septiembre.

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