Este pasado 17 de junio entró en vigor la denominada Ley Silla, una serie de reformas a la Ley Federal del Trabajo, aprobadas a finales del año pasado, y que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 19 de diciembre del 2024, y donde se fijó una fecha de 180 días para que esta norma se aplicara en todo el territorio nacional; ahora el término para que las empresas adapten su reglamentación interna tiene también un plazo similar, de 180 días, para que comience a operar, es decir, a más tardar el 14 de diciembre de este año, todas las empresas que tengan a personal laborando de pie, deberán contar con un asiento con respaldo a fin de que puedan desempeñar mejor sus funciones.
Desde luego la intención es buena, pues para los trabajadores que se mantienen durante su jornada laboral, de ocho horas, de pie, representa una mayor productividad dado que tendrán el tiempo necesario para descansar, con ello evitar las lesiones corporales que a la larga requieran de cierto nivel de atención médica. Creo que esto y la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas a la semana, son dos de las decisiones más importantes que se podrían tomar en beneficio de millones de trabajadores mexicanos, además de los incrementos al salario mínimo y sus prestaciones, desde luego. Ahora será importante que de manera paulatina los empresarios comiencen a comprar poco a poco la cantidad de sillas necesarias que habrán de requerir, si es que no desean que se les imponga una multa.
Multas.
A partir del 14 de diciembre de este año, las empresas que no cumplan con esta nueva modificación a la norma laboral, podrían estar recibiendo multas de entre 25 y 200 mil pesos, dependiendo del criterio que la autoridad determine, por lo que los dueños de estas empresas como la industria y el sector servicio, tienen ya medio año, y les resta la otra mitad del mismo, para poder adquirir la cantidad suficientes de sillas. Me parece el gobierno deberá ser implacable en contra de quien omita esta nueva Ley, pues insisto, lo más beneficiados en cuanto a la productividad, serán los propios patrones. Además, en este momento la economía en nuestro país no está para que los negocios tengan que perder parte de su utilidad en el pago de multas, cuando se puede prevenir cualquier sanción.
Costumbre.
Si bien muchos trabajadores ya están acostumbrados a estar laborando de pie, creo que esta nueva “herramienta” para el mejor desempeño de sus funciones, tendrá que ir siendo parte de su cotidianeidad, pues habrá quienes usen la silla que les corresponda solo en algunos momentos dentro de su jornada laboral, pues también hay tareas que será muy complicado tener una silla junto al trabajador, ya sea por espacio, por eficiencia o porque simplemente no se podrán acostumbrar. Aquí el asunto es ya distinto, pues si la persona no quiere, no se acostumbra o de plano prefiere estar de pie, ya será bajo su propia responsabilidad, el hecho es que por parte de la empresa se debe de cumplir con esta reglamentación.
Personal.
Se supone que también el Gobierno Federal deberá estarse preparando para tener al personal suficiente que supervise qué empresas sí están cumpliendo con la norma y quienes no, porque si bien, insisto, es una buena decisión, de nada servirá que no se le dé seguimiento para poder sancionar a los empresarios que evadan su responsabilidad, por lo que también les queda medio año para contratar y capacitar a quienes serán los encargados de dicha vigilancia, porque si se está pensando en que es suficiente con el personal de esta dependencia, pues no alcanzarán a revisar ni la tercera parte de las empresas en el país. Es necesario que haya este seguimiento y comprobar que se cumple con la ley.
En el caso de Durango, según han manifestado algunos presidentes de organismos empresariales, aún ninguna ha ejecutado esta nueva obligación, por lo que seguramente en los próximos días iremos viendo al personal de cajas en los supermercados, ya en su silla cobrando nuestros productos.