Salvo que suceda una “catástrofe” al interior de Morena, y que políticamente pueda ser bien capitalizada por la oposición, me parece que en este momento el partido del Presidente lleva la delantera en las preferencias para la renovación de Palacio Nacional, el asunto es que también deben pensar en ganar la mayoría en el Congreso de la Unión, por lo que el reto es promover el voto en “cascada”.
Si la elección presidencial pinta de acuerdo a esta tendencia, y se olvidan de elegir buenos abanderados a las cámaras, creo que los próximos seis años la gobernabilidad de quien encabece el proyecto de nación se vería mermado, pues de entrada cabe recordar que ninguna de las “corcholatas” es López Obrador. Pero creo que quien pudiera generar una mejor proyección de los perfiles que busquen una curul, y que por lo mismo pudiera generar ese “arrastre” a las urnas, es el ex Canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, pues se le conoce más negociador y con una amplia visión de lo que representa la ideología cuatroteísta.
Y si nos vamos al territorio, Marcelo está muy bien posicionado en uno de los bastiones de la izquierda, hasta antes del 2021, el caso de la Ciudad de México, pues el haber sido Secretario de Seguridad, de Desarrollo Social y Jefe de Gobierno, le han permitido esa cercanía social; caso contrario a lo que sucede con la actual Jefa de Gobierno con licencia, Claudia Sheinbaum, que durante su gestión, específicamente en el proceso de hace dos años, perdió la mitad del territorio de la capital del país, quizá por el rechazo a su gestión o a la del propio inquilino de Palacio Nacional, el asunto es que ese “bastión” quedó fragmentado.
Ahora bien, Morena y sobre todo López Obrador, deberán pensar que más allá de su deseo de quién estaría encabezando los Comités de Defensa de la 4T a nivel nacional, por lealtad, disciplina, compromiso y por una cuestión visceral, creo que la prioridad es que sea ese perfil que también “conecte” con el electorado, y creo que eso sí lo genera Marcelo Ebrard, no solo como un asunto político o de estrategia, sino que en el trabajo que ha realizado en los últimos años como Secretario de Relaciones Exteriores, pues hay una percepción positiva de él en temas como la pandemia, ya que mediáticamente fue el funcionario al que el Presidente le permitió mayor exposición en un asunto tan sensible, y sería tan solo un ejemplo de las habilidades que ha mostrado para generar sinergia social.
Creo que lo que no se debe permitir el Presidente y su partido, es una duplicidad en la narrativa que el propio López Obrador ha usado cuando encabezó a la oposición, antes de despachar en Palacio Nacional, porque eso no garantiza que tenga el mismo efecto que hace seis años, y por ende tampoco garantizará que se traduzca en sufragios para las cámaras del Congreso de la Unión. De ahí la importancia de que el o la abanderada morenista cuente con tres rubros importantes, el respaldo de todos los militantes y simpatizantes de ese partido; que brille con luz propia bajo los principios de la ideología que los llevó al poder; y tercero, que sea un “imán” en las urnas para el Poder Legislativo, y creo que solo Ebrard Casaubón está reuniendo esos puntos.
En política tampoco hay “enemigo pequeño”, y por más que desde la conferencia matutina se trate de descalificar a Xóchitl Gálvez, para que no sea Presidenta, el riesgo que pudiera representar es precisamente en las cámaras, aumentando las posiciones de la oposición en el Senado y en San Lázaro, por lo que este deberá ser un asunto que Morena debe tratar con la mayor responsabilidad al momento de la selección de su abanderado. Marcelo incluso, tiene mayor capacidad de diálogo con la oposición, en caso de que se requiera, en su momento, alguna aprobación importante sin tener la mayoría calificada. Así me parece.
