A seis meses de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador concluya su mandato al frente del país, se le siguen acumulando situaciones en contra respecto a las obras “emblemáticas” de su gobierno, y es que si hiciéramos un simil de un partido de fútbol, la mala planeación llevaría tres goles contra cero, respecto a la buena calidad y objetivos que deberían cumplir dichos proyectos. La última anotación en contra del inquilino de Palacio Nacional, fue lo ocurrido con el Tren Maya.
Hay que dejar en claro que a pesar de todo, López Obrador sigue manteniendo imponentes niveles de aprobación por parte de los ciudadanos, pero sin duda creo que en cierto momento él mismo, quizá no públicamente, deberá reconocer que no fue una buena decisión aferrarse a tres de sus proyectos que hoy están en medio de fuertes críticas, seguramente hasta por parte de los integrantes de su gabinete y seguidores; pues hablamos de que una refinería, que vendría a cambiar las condiciones de precio de la gasolina, hasta hoy no ha refinado nada; y de un aeropuerto que sigue sin “levantar el vuelo”, pues no se han consolidado ni aerolíneas ni pasajeros que lo tengan como una verdadera opción de transporte.
El tercer gol en contra, que más bien parece autogol, es el descarrilamiento de uno de los vagones del Tren Maya el pasado lunes, cerca de la estación Tixkokob, en Yucatán, cuando al intentar hacer un cambio de vía no completó la maniobra con dichos resultados, donde afortunadamente no hubo lesionados. Según aseguró el mandatario que pudo haberse tratado de un error humano, o de plano un asunto de “sabotaje”. El tema de fondo aquí me parece que dentro de las investigaciones sí deberá considerarse abrir toda la información necesaria para conocer qué pasó realmente, si es un tema técnico, de mala planeación en la obra, “sabotaje” o error humano.
Si fuera un asunto relacionado con la construcción, evidentemente no podemos dejar de lado lo que se conoció hace unos días por parte de uno de los amigos de los hijos de López Obrador, burlándose de que si algo llegara a pasar pues ya se vería qué hacer, y no digo que este sea el motivo, pero claro que es algo que llama la atención. Si fuera un asunto de “sabotaje” se deberá dar con el o los responsables del hecho, así como el castigo por poner en riesgo la integridad de los pasajeros, a pesar de que iba a una baja velocidad. Si se trata de un error humano, creo que aquí se deberá conocer quiénes realizaron la capacitación del personal, porque son situaciones que no deben permitirse.
Con este descarrilamiento viene también a nuestra mente el hecho de que la información de la construcción del Tren Maya, desde la adquisición y expropiación de los terrenos, estudios ambientales, contratos con las empresas, etc, está reservada hasta el mes de agosto del 2027, y será entonces cuando los mexicanos conozcamos los pormenores de dicha obra. De ser el caso, y si se hace con la debida transparencia, la investigación que realice el propio Gobierno Federal deberá despejar todas las dudas, y no darle largas a un asunto que sí ha impactado a esta obra, que de acuerdo al Gobierno Federal tendrá un costo, al cierre del 2024, por arriba de los 515 mil millones de pesos.
El asunto del último gol no termina aquí, pues ahora el Gobierno Federal, y la administración del Tren Maya, deberán trabajar en alguna estrategia que les permita generar confianza entre quienes hagan uso de él, pues luego de estos hechos seguramente la fluencia bajará, de por sí que por el hecho de que no está concluida en su totalidad no tienen una cantidad importante de turistas, con este descarrilamiento pues será más complejo. Tienen que ganarse la confianza, de lo contrario, esos más de 515 mil millones de pesos serán como dinero tirado a la basura