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Debate eclipsado

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El primer debate entre las candidatas y el candidato presidencial, no gustó del todo. El Ambiente Político, parecía ser el propicio para que presentaran sus propuestas y las contrastaran, sin embargo, la pésima producción del Instituto Nacional Electoral (INE), y el formato en sí, eclipsaron ese ejercicio democrático tan esperado. De alguna manera, los tres salieron afectados. Pese a que no les guste a muchos, en los debates sí hay quien gane y quien pierde, depende de los objetivos de los contendientes. Es decir, se gana manteniendo el marcador, conservando la tendencia, y se pierde cuando no se aprovecha al máximo el escenario, cuando no se logra oscurecer las aspiraciones de sus adversarios, y se daña la retina del ojo político mintiéndose así mismo, sin cambiar estrategias en el momento más crítico de la penumbra.
La candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, Claudia Sheinbaum Pardo, llegó al debate con gafas certificadas, para evitar cualquier tipo de daños en su visión estratégica. Ciertamente, evitó a toda costa mirar las provocaciones que la hicieran caer en las sombras del error, con las que tropezara en las encuestas, perdiendo los puntos que la mantienen a la cabeza en la mayoría de estas mediciones. Más allá de las discrepancias que pueda existir entre los ejercicios demoscópicos, Claudia Sheinbaum mantuvo el porte, más que de contendiente, de una “presidenta”; siguió al pie de la letra las indicaciones de sus asesores durante la trayectoria del debate eclipsado, con un rostro sobrio, sereno e inmutable ante las descalificaciones y ataques. Sheinbaum Pardo, logró su objetivo, conservó su brillo, después de la penumbra.

Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, debió opacar a su adversaria, sin embargo, los nervios en la primera parte del debate eclipsado, la hicieron ver titubeante. Mejoró sustancialmente conforme avanzaba el tiempo, pero le faltó contundencia; tenía elementos suficientes para nublar la visión de la candidata oficial, y no lo hizo, al menos no, con la firmeza que exigía el momento. Los temas relacionados con el Sistema de Salud, la inseguridad en el país, los feminicidios, y el drama de las madres buscadoras, pudieron haber causado una retinopatía severa en la estrategia de Sheinbaum, y no ocurrió, a lo más que llegó fue a llamarle “dama de hielo”, por su insensibilidad ante la tragedia del Colegio Rébsamen y las víctimas de la línea 12 del Metro, por supuesto, también le reprochó el uso de un medicamento para “piojos” en la atención de pacientes durante la pandemia de COVID-19, lo cual, no causó mayor reacción en la morenista.

Respecto a Jorge Álvarez Maynez, candidato de Movimiento Ciudadano, no tenía nada que perder, aparentemente. Su objetivo era crecer en niveles de conocimiento y lo logró de manera parcial, ya que lejos de darse a notar por sus dotes de buen debatiente, brotaron en las redes sociales sus errores. Maynez, dio para muchos “memes” con su “permanente” sonrisa y su “amplio dominio” del lenguaje de señas. Fue ignorado por ambas candidatas la mayor parte del tiempo, como si fuera un cometa que pasó de largo, mientras se alineaban en la confrontación Xóchitl y Claudia. Ahora, solo queda esperar a que en el “postdebate”, se manifiesten algunos cambios, los cuales difícilmente tendrán una incidencia notable en la intención del voto, o esperar hasta el próximo debate, en el que ya no habrá eclipse, pero aún se le puede nublar la campaña de forma dramática, quien no se prepare como es debido.

 

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