“Haiga como haiga sido”, el festival cultural en honor a los hermanos José, Silvestre, Fermín y Rosaura, cada año se aleja más de lo que se puede llamar un festival cultural. Para ello, sobran las justificaciones de su fracaso. Existe un pretexto que siempre se sacan de la manga: no hay recursos para el festival. Parece que estamos como el personaje que interpretaba el actor Héctor Suárez: “no hay, no hay, no hay” y como dijo Don Teofilito…
El dinero para organizar el festival Revueltas, es solo uno de los factores que forman parte para que vuelva a ser lo que fue. Por otro lado, la comunidad cultural duranguense es conformista o es omisa, no protesta como lo hizo en el pasado, cuando se inconformaba contra las políticas culturales del gobierno del Estado. Recordamos todavía, cuando la comunidad cultural se unía para quitar a directoras y directores del ICED, que no respondían a los intereses culturales de la sociedad.
Otro factor que es importante: los empresarios del ramo turístico no se involucran para apoyar económicamente al festival, solo les interesa la ocupación de sus hoteles y tener ventas en sus restaurantes. Algunas empresas que participan en el festival Revueltas, lo hacen para patrocinar sus marcas y negocios, pero nunca le aportan un centavo al festival. Ya es tiempo de que los empresarios durangueses le apuesten a nuestro festival, pero si están esperando que el gobierno intente traer turismo cultural, para que ellos sean los beneficiados, no nos parece que sea justo.
La sociedad duranguese tiene el derecho humano a la cultura y el Estado está obligado de acuerdo con la constitución local, a proporcionarla. Como diría el clásico: los que ejercen el poder saben que las y los durangueses, somos nobles, pero no tontos. El festival Revueltas debe ser por excelencia un festival cultural para honrar en serio, la memoria y el legado de la familia revueltas. Una diferencia, la FENADU tiene un presupuesto de 50 millones de pesos, pero como supuestamente esa inversión “se recupera”, ahí no hay problema.
Otro de los mitos de nuestro festival, es cuando nos dicen que es “gratis”. Faltaba más, faltaba menos. El Revueltas se hace con recursos públicos, es decir con nuestros impuestos, así que, nosotros lo pagamos. Una propuesta: en la próxima ley de ingresos y de egresos que se aprobará en el congreso del Estado, se deben etiquetar de hoy en adelante, una partida de 30 millones de pesos para el festival y no estar esperando que la presidenta de la República “nos abra la chequera”. ¿Se imagina usted, cuántos festivales se harían con el 0.1% del dinero que se llevaron los del sexenio pasado?