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Legislar sin comprender

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Uno de los principales obstáculos para el desarrollo son las leyes y en consecuencia, la doctrina legislativa anticuada e infuncional que se sigue utilizando en las cámaras federales y en las legislaturas estatales; la visión del legislador mexicano ha estado sujeta a conservar un sistema de leyes rígido de aplicación flexible, la cual es compartida por otros países que también están estancados y que enfrentan una problemática económica, social y de Derechos Humanos cada vez más compleja.

Desde el Código de Cádiz y a través de la evolución de las constituciones mexicanas se evidencian los prejuicios sociales, religiosos y culturales de cada época, una rara combinación entre una perspectiva idealista e ingenua de lo que “debe ser” la sociedad y elementos moralistas y prejuiciosos bastante contradictorios con la realidad.

Lo peor que le pudo haber pasado al sistema legislativo mexicano fue la aparición de Internet, porque se empezaron a tomar leyes que son funcionales en otros contextos culturales, sociales y económicos, las cuales se adaptan y se promueven como ideas propias, circunstancia que provoca una tendencia a saturar los congresos de iniciativas socialmente inútiles.

Los legisladores mexicanos no se destacan por ser muy competentes y tener una perspectiva clara de la importancia de las leyes en el éxito o el fracaso de una nación, y es entendible, ya que buena parte de ellos ni siquiera comprende los alcances de los asuntos que debaten y aprueban o desaprueban.

En los últimos años en todo México se empezó a medir la productividad legislativa, en función, de cuál es el grupo parlamentario que promueve más iniciativas de ley, aunque estas terminen convirtiéndose en un lastre y no en un factor que impulse a los ciudadanos a avanzar; es decir, se evalúa a la cantidad y no a la calidad.

La infuncionalidad y las limitaciones que tiene el país en muchos ámbitos estratégicos se deben a leyes improvisadas y descontextualizadas con la realidad
, hay leyes plagiadas, incluso de los países del norte de Europa, formas de vida totalmente distintas a la nuestra, en las que las libertades, los bienes ajenos y los derechos de las personas son respetables e intocables para las autoridades y los ciudadanos; la incongruencia es descomunal.

El sistema institucional está colapsado y dista mucho de ser socialmente útil porque las leyes en que se fundamenta están diseñadas para una realidad ya superada por el tiempo, es por eso que no existe en el país ninguna institución que obtenga resultados ejemplares, la mediocridad y los avances parciales se han convertido en parte de la normalidad en un contexto social en el que cada vez hay menos opciones y oportunidades.

Los éxitos o fracasos siempre estarán condicionados a la buena o mala calidad del sistema legislativo y mientras se sigan improvisando legisladores difícilmente se podrá lograr un ordenamiento de las leyes para que prevalezcan las que contribuyen al progreso y desaparezcan las que obstaculizan los esfuerzos de la gente y la eficacia de las instituciones.

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