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ME TEMO QUE HAY QUE INVOCAR AL DIABLO PARA PARA QUE ACABE DE CONSTRUIR EL PUENTE

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La designación puente del Diablo hace referencia a varias docenas de antiguos puentes que, según la tradición popular, habrían sido construidos por el diablo, con su ayuda, o incluso en contra de sus deseos. Son varias las leyendas asociadas con este tipo de puentes. Este sería el caso del puente que existe en la población de Navacoyán, Dgo., que fue construido por el diablo en una sola noche. Desde su origen en la época prehispánica, Navacoyan representó un problema serio en tiempo de lluvias, ya que el río Tunal crecía tanto que incomunicaba a la región con la ciudad de Durango. Ante la cada vez creciente necesidad de contar con un buen puente que resistiera los embates de las fuertes avenidas del río, el hacendado o jefe político de la región, optó por buscar un maestro de obras experimentado y competente que pudiera hacerse cargo de la construcción del puente. Se establecieron condiciones de trabajo y obligaciones muy concretas, que, en caso de no cumplirse, el constructor perdería trabajo y dinero invertido en la obra y el hacendado, quedaba liberado de toda obligación para pagar el costo convenido por la construcción. Aceptadas las condiciones, se puso mano a la obra, pero hubo imprevistos que retrasaron la obra y resultaba materialmente imposible terminarla en el plazo convenido, uno de ellos fue que escaseo el acero para colocar las trabes, el aumento de costos de los materiales y otros pretextos absurdos. Para el hombre serio y honesto consigo mismo, la palabra debe ser norma invariable de cumplimiento en sus compromisos, por lo cual, cuando se trata de palabra, su acatamiento se considera un valor humano de primer orden. Así lo aceptó el maestro constructor, que por cierto no era el secretario de Comunicaciones y Obras Públicas del Estado ni mucho menos su jefe. En su desesperación, el maestro albañil pensó en entregar su alma al diablo si es que le ayudaba a construir aquel puente. Tanto fue el poder mental de su concentración y comunicación hacia el infinito, que en ese preciso momento se presentó ante aquel hombre un curro vestido de negro, quien le ofreció su ayuda a cambio de disponer del albañil en cuerpo y alma. Miles de hombres aparecieron como por arte de magia y para cuando canto el primer gallo de la madrugada, la obra quedó terminada. Una vez que el maestro entregó la obra y recibió el dinero del contrato, se encontró con el diablo quien le dijo: Vengo por ti para llevarte al infierno conforme el trato que hicimos. La construcción del puente Francisco Villa ha resultado un verdadero martirio para los ciudadanos, agregado a ello, su costo se incrementa todos los días y de pilón su calidad deja mucho que desear. Quienes lo propiciaron y quienes supervisan su construcción han defraudado a los duranguenses, por lo que el puente que no construyó el diablo, sino funcionarios ineptos e incapaces, ha sido repudiado desde el inicio de los trabajos, ocasionando que todos los días, debido al caos vehicular que se origina por lo lento de su construcción, miles de recordatorios maternales sean dirigidos a una sola persona, acusado de ser culpable del retraso, del sobre costo y de la dudosa calidad dela obra. De haber sabido, desde un principio se le hubiera pedido al diablo que lo terminara y con muchísimo gusto se llevara el alma del autor de semejante equivocación.

1 COMENTARIO

  1. Gil, sin duda una obra suntuosa. Un negocio de la plutocracia. Mientras en La Laguna hay necesidades reales de obras de ese tipo en la poderosa Zona Industrial ( PIL). Tenemos varios atascamientos por falta de esos servicios. Un saludo

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