Uno de los principales atractivos de la ciudad de Guadalajara, sin duda es el teatro Degollado, que lleva ese nombre en honor de José Nemesio Francisco Degollado Sánchez, más conocido como Santos Degollado. Su nombre original fue reducido por la fecha en que se bautizó, adoptando el nombre de Santos. Fue diputado local, ministro de la Suprema Corte de Justicia, gobernador de Michoacán y de Jalisco, Secretario de Gobernación y general en Jefe del Ejército Federal. Uno de los generales incondicionales de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma. También es conocido como su apodo el Héroe de las derrotas, esto porque tenía la habilidad de formar nuevos ejércitos después de sus derrotas. Dicho de otra manera, Don Santos no ganaba una batalla, pero daba mucha guerra, era empeñoso digamos. Alejandro González Yáñez que se hace llamar Gonzalo, el pasado cinco de junio recibió su octava derrota electoral, esta vez a manos de José Antonio Ochoa, que, con el apoyo ciudadano, en esta ocasión le pusieron una paliza al rey de las derrotas, para con una diferencia de casi 45 mil votos, ganar sin objeción la alcaldía de la capital del estado de Durango. Es muy diferente ser dirigente o líder a ser dueño de un partido, y como Alejandro González, que ridículamente se hace llamar Gonzalo, es el dueño vitalicio del Partido del Trabajo en Durango, puede ser candidato las veces que le dé la gana, aun sabiendo que no va a ganar ni por equivocación, prueba de ello es la reciente elección, donde una vez más descaradamente fue evidente que comenzó muy enjundioso para inexplicablemente, conforme avanzaba la campaña, realizar eventos frívolos, con poca gente y en solitario, sin la compañía de Marina Vitela, mejor conocida como la candidata de cartón. Todos los cartuchos se queman solamente una vez, dos no se puede, pues la pólvora se quema. Pues resulta que esa lógica no la entiende Alejandro González Yáñez al cual le gusta que le digan Gonzalo, pues se ha convertido en el cartucho más quemado de la llamada izquierda de Durango en los últimos treinta años. Pues resulta que en su afán de seguir recibiendo prerrogativas para su partido y seguir engañando a los ciudadanos, a este cartucho quemado se le ocurrió la puntada de organizar una caravana, para que, acompañado de un puñado de apasionados incondicionales, se fueran caminando rumbo a la ciudad de México exigiendo democracia. A pesar de haber sido aplastado en las elecciones para la presidencia municipal, Alejandro González Yáñez, que se hace llamar Gonzalo como si fuera discípulo del comandante cero, pretende engañar a la ciudanía, cuando casi 120 mil duranguenses no requirieron de caravanas o marchitas ridículas para decirle a este señor que ya no lo queremos ver nunca más en una boleta electoral. En el 2018, la elección para senadores la ganó López Obrador, no Gonzalo, cualquiera hubiera ganado sin esforzarse. Mejor que se regresé a seguir cobrando al senado de la República, donde su única intervención fue para proponer que cuando la bandera esté en posición de nicho, o sea de descanso y no ondeando, el escudo no quede ladeado, sino que se modifique para que quede en posición vertical. Para decir mafufadas no se requieren caravanas.
