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Lo que no se dice

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Cada día, en lugar de que Andrés Manuel López Obrador sea menos popular, resulta todo lo contrario. Como dice el refrán, no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre. Periodistas, intelectuales, politólogos y columnistas tanto de medios electrónicos como impresos, lo critican por todo lo que hace y eso contribuye a su popularidad. A unos años de pedirle que renuncie, utilizan para ello todos los medios posibles, marchas, plantones en el Zócalo, sin faltar los desplegados. A pesar de todo esto, AMLO está como el comercial del whisky: sigue tan campante. Desde que llegó a la presidencia sus opositores quieren que se vaya a su famosa casa llamada “la chingada” y claro que se irá, pero será cuando termine su sexenio y no antes.

Los adversarios de AMLO, encabezados por Claudio X Gonzáles, siguen invirtiendo miles de millones de pesos para el siguiente fin: que el proyecto de la 4T se termine en 2024, lo cual está por verse. Los dueños, que durante muchos años que han manipulado la información en radio, televisión y otros, no le perdonan haberles quitado sus privilegios y lo más importante, les quitó la agenda mediática nacional. Y ya encarrerado el gato, dejaron de recibir miles de millones del presupuesto de comunicación social de la presidencia de la República. Como dice la canción: “también de dolor se canta, cuando llorar no se puede”. Lo criticaron cuando soltó a Ovidio Guzmán, lo critican porque lo detienen otra vez. Aseguran que fue un regalo para Joe Biden, que el aeropuerto Felipe Ángeles es el más inseguro del mundo, que hizo la mañanera por la tarde y así por el estilo.

Sin embargo, no todo lo que hace AMLO está bien, pero tampoco todo lo que hace está mal. Estemos a favor o en contra de López Obrador, no se debe de perder la objetividad cuando se trata de opinar de los cuatro años de su gobierno. Por ejemplo: hace unos días, el dólar frente al peso, bajó a menos de 19 pesos. No sabemos cuánto pueda durar esta cotización. Y ya que hablamos de mujeres y de traiciones tenemos que recordar lo siguiente; desde que López Obrador buscó ser presidente de México, hicieron todo lo posible para evitarlo. Se decía de él, en cada una de sus campañas que era un peligro para México, incluso, decían que con el tabasqueño las mexicanas y mexicanos, perderían sus empleos. Hay que decirlo, les funcionó a las mil maravillas. Hoy a la distancia, sabemos que todo fue una mentira.

Y no se diga con el tema de dólar. Los voceros del PRI, PAN, cámaras empresariales y los hombres más ricos y dueños de este país afirmaban que si López Obrador se convertía en presidente de México, el dólar llegaría a costar más de 50 pesos. Además, que habría fuga de capitales, no habría inversión extrajera, y los más pesimistas aseguraban que México sería otra Venezuela. También, los paladines de la oposición gritaban a los cuatro vientos que con AMLO sería el fin de la democracia, para dar paso a una dictadura solo comparable como las que hubo en Argentina o Chile. Hay que celebrarlo, que bueno que la oposición y los poderes fácticos no tuvieron boca de profetas.

Hoy el peso está fuerte, fluye la inversión extranjera, las divisas por el turismo, las remesas que envías los mexicanos desde Estados Unidos significaron el 2022, 60 mil millones de dólares. Un comercial: nuestros paisanos mandaron el año pasado a sus familias, 1,500 millones de dólares. Si no fuera por ellos, ¿Qué sería de nuestra economía duranguense?

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