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La retención de la Silla Presidencial

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Nuevamente el presidente de la República mostró músculo en el Ambiente Político. El pretexto fue lo de menos, aprovechó el 85 aniversario de la Expropiación Petrolera para llenar el Zócalo capitalino, y de paso, enviarle un recordatorio a la oposición – y también a sus seguidores-, de que en 2024, “el que diga su dedito”, va retener la Silla Presidencial. Desde luego, al tabasqueño le caló bastante lo ocurrido en aquella concentración del pasado 26 de febrero, convocada por sus opositores para manifestarse en contra del llamado “Plan B” de su propuesta de reforma electoral, por eso era importante darle a los conservadores otra de cal, por las que van de arena. Hasta se dio el lujo de reservar una “Zona VIP”, en la que fue evidente que sí hay clasismos, privilegios, y por supuesto, la fuerza de un “Pueblo bueno y sabio”, que responde al llamado del máximo líder de la Cuarta Transformación, quien ahora espera con ansia las criticas de los conservadores, para alimentar la polarización social que tanto a nutrido su proyecto. 

Muchos nos fuimos con la finta de que AMLO había subestimado el poderío de la oposición, sin embargo, ha quedado perfectamente claro que no es así; los tiene muy bien medidos, al grado de que ha reforzado su estrategia de cara a la sucesión presidencial del 2024, esa en la que culpa reiteradamente al pasado por los males del país, incluyendo los que son de su propia responsabilidad, al mismo tiempo que defiende de los enemigos de la Nación, los postulados de los grandes reformadores de México, tal como lo habíamos señalado en aquella entrega del Ambiente Político, que titulamos “El Quijote de la Marcha”, pues el inquilino es tan hábil, que pelea con molinos de viento, haciendo creer a sus seguidores que son dragones de la derecha. El encono sembrado en contra de la Ministra Presidenta Norma Lucía Piña, desde el púlpito Mañanero, no es obra de la casualidad, sino una más de sus acciones para desprestigiar el pensamiento contrario a sus “mandamientos”. 

En la concentración del sábado 18 de marzo, el fanatismo polarizante de AMLO, enardeció a sus feligreses radicales, quienes quemaron una figura de la ministra Norma Piña, lo cual se suma a las “mentadas de madre” que le lanzó aquella señora, estando a las puertas de la Suprema Corte, paradójicamente, en el marco del Día Internacional de la Mujer. Con afilado colmillo, pero nula sensibilidad, nuevamente desde la mañanera, el tabasqueño salió a “descalificar” ese acto, no sin antes manifestar que a él le han hecho cosas peores, y que eso, no sale en los medios de comunicación que están al servicio de la “Mafia del Poder”. En un país tan violento, particularmente para las mujeres y para quienes ejercen el periodismo, sus provocaciones son muy graves, pero son efectivas para mantener viva la llama de los que le dicen que “amor, con amor se paga”.

El presidente ha logrado su cometido; así como ha movido de nuevo las masas en el Zócalo, mueve a su antojo el proceso sucesorio, en el que para unos “es Claudia”, para otros “con Marcelo sí” y no faltan los que “andan muy Augusto”. Tal vez la 4T en la Cámara de Diputados y Senadores se vea mermada, pero no su capacidad de negociación, ¡y hasta de extorsión!, ahí está su verdadera fuerza, esa con la que logrará retener la Silla Presidencial.

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