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AMLO: el coordinador de campaña 

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Efectivamente, Andrés Manuel López Obrador no estará en las boletas, aunque sus fieles seguidores lo quisieran, o sus más acérrimos detractores lo temieran. El presidente de la República está imposibilitado de participar en la renovación del Poder Ejecutivo Federal, porque la ley no contempla la reelección en el cargo que actualmente ostenta. Sin embargo, mientras la oposición se enfrenta a sus arbitrariedades, a sus ataques constantes desde la Mañanera, y a todo un abecedario de planes para reformar la Constitución, con el propósito de exterminar al conservadurismo, el que despacha en Palacio Nacional juega un rol de gran importancia rumbo a las elecciones del 2024. López Obrador ha asumido el papel de coordinador de campaña de quienes ni siquiera son precandidatos, mucho menos candidatos, marcando la agenda de la sucesión presidencial, manteniendo a propios y extraños con la mirada puesta en sus corcholatas.

Es evidente que la movilidad de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Agusto López, a lo largo y ancho del territorio nacional, está avalada por el presidente. Con piso parejo o sin él, López Obrador conserva en el redil a los presidenciables de la Cuarta Transformación. Quien llegue a “patalear”, en automático, quedará fuera del cobijo cuatroteísta, aparentemente. No son pocos los que afirman que los días de Marcelo Ebrard dentro de MORENA están contados, y que es altamente probable que Movimiento Ciudadano lo adopte como su candidato, con la posibilidad real de que se sumen el PRI y el PRD a esta causa, inclusive, hay quienes aseguran que el Partido Verde rompería su alianza con la 4T, de ser Claudia Sheinbaum la “ungida”, uniéndose al proyecto de Ebrard Casaubón. Difícilmente el PAN se sumaría a esa apuesta, pero, seguramente, un sector del panismo vería más “útil” darle su voto a Marcelo, “evitando” que llegue la “consentida” del tabasqueño, en lugar de quemar su voto como “pólvora en infiernitos”.

De concretarse ese hipotético escenario, la competencia constitucional, simplemente sería una extensión de la pugna interna morenista. AMLO, el coordinador de campaña, es tan hábil, que podría dividir a la oposición, hasta dándose el lujo de prestarles un candidato. Lo fundamental para el que despacha en Palacio Nacional, es no soltar la agenda de la sucesión presidencial, y para ello requiere mantener viva la llama del principal factor que lo llevó a capitalizar el hartazgo social: la polarización. López Obrador ha sabido gobernar a un país dividido, entre los que ven en su mandato la oportunidad de acabar con la corrupción que ha carcomido al país, y los que ven en él la amenaza del autoritarismo que conduce a México, a toda velocidad, a un escenario parecido al de Venezuela. Por eso, como coordinador de campaña, desde ahora, está diciendo por quien sí votar y por quien no.

Las encuestas le juegan a favor, además, AMLO goza de una gran aceptación entre la población, pues ha sabido meter en un mismo “costal a todos los malos”, es decir, no hay varios enemigos, todos los que están en su contra, llámese partidos, instituciones, organizaciones de la sociedad civil, prensa, agrupaciones religiosas, empresarios y ministros de la Suprema Corte, forman parte de la corrupción que es necesario erradicar. Mientras sus corcholatas se debaten en el escenario interno, el presidente de la República dedica gran parte de su agenda de gobierno a golpear a sus adversarios, tal y como lo dicta su “Manual del Coordinador de Campaña” que sigue al pie de la letra…desde que asumió la presidencia.

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