En la actual coyuntura electoral, donde se busca la presidencia de la República, todo es fuego amigo o guerra sucia. Gerardo Fernández Noroña, quien no tiene ninguna posibilidad de ser el candidato de la 4T, sabe que no tiene nada que perder y todo que ganar. Es probable que por esa razón, pueda hablar sin pelos en la lengua o como decía Irma Serrano: “a calzón quitado”.
Pero también, se debe de reconocer que Fernández Noroña si es un político de izquierda, formado en las luchas sociales desde sus tiempos de estudiante. La frase, “compañero presidente” era como los chilenos se dirigían al presidente Salvador Allende, hoy Noroña, es el único que le llama de esa manera a López Obrador. Ser una “corcholata” sin probabilidades tiene sus ventajas, pero también, lo contrario. Por eso, a nadie deben sorprender las declaraciones públicas del diputado federal a los medios de comunicación. Como hoy está de moda, el agarra piso parejo y en ocasiones, critica hasta “al compañero presidente”.
Los desencuentros con Xóchitl Gálvez y Noroña, no son de ahora y ya forman parte de los debates de la historia parlamentaria. Aunque usted no lo crea, los estilos de debatir de la “señora X” y el diputado petista, son muy similares. La única diferencia ideológica entre ellos, Xóchitl es de derecha y Fernández Noroña de izquierda. Esto podría significar, dos proyectos de nación distintos: por un lado, la “señora X” quiere que regresen los privilegios de sexenios recientes y Noroña, le apuesta a que siga la 4T. Falta todavía un largo camino, para saber de qué cuero salen más correas.
Quisiéramos saber que papel podría jugar Noroña, si Xóchitl Gálvez al final , es impuesta como candidata por Claudio X González. Por otro lado, Claudia y Marcelo deberían de estar pensando muy seriamente como contrarrestar el estilo “alburero” de la “señora X” porque ese discurso no es muy ortodoxo, ella seguirá haciendo y diciendo lo mismo; “huevones” y “cabrones”. Pero en ocasiones, Fernández Noroña se va “liso”. En nuestro país, a la clase política le gusta hacer declaraciones, que si son supuestos delitos, deberían hacerse en las instancias competentes.
Dice la ley: cuando alguna autoridad tiene conocimiento de un supuesto delito, como lo son las recientes declaraciones públicas hechas por Noroña Fernández aquí en Durango, se investigan de oficio. ¿Sabe que pasará? Ya adivinó usted, ¡nada! En este país y Durango no es la excepción, todo acaba en el olvido. El caso Ayotzinapa va que vuela para que así termine. Como lo contempla la ley secundaria del artículo sexto constitucional, existe el derecho de réplica, pero ni eso, los aludidos no se dieron por enterados y creemos, que hicieron lo correcto.
