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¿Monarquías de facto o nepotismo?

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En Inglaterra y España, por ejemplo, existe lo que se conoce como monarquías constitucionales. Es una tradición histórica que esas naciones sean aceptadas por sus ciudadanas y ciudadanos, pero al final, sus mismas constituciones los limitan y no tienen poder. Atrás quedó aquello de que los reyes “eran representantes de Dios en la tierra”. Los reyes y las monarquías, ya solo forman parte de la historia de la edad media y en la actualidad, son una parte de la cultura donde estas monarquías constitucionales existen.

¿Pero qué cree usted? En nuestro país, nos las hemos ingeniado para hacer muy a nuestro estilo, “monarquías constitucionales”. En varios Estados del país, los puestos públicos o de elección popular, se heredan de padres a hijos o a hermanas y hermanos, solo por mencionar algo. Esto en la clase política mexicana es una costumbre y por donde vea usted, hay familias en la administración pública y por supuesto, diputadas, diputados, senadoras y senadores, y ya encarrerado el gato, en presidencias municipales. Los ejemplos más cercanos serían: Zacatecas y Coahuila. En la tierra de López Velarde, primero fue gobernador Ricardo Monreal y ahora su hermano David. En Coahuila son famosos los hermanos Rubén y Humberto Moreira quienes heredaron el gobierno de ese Estado.

Para practicar “las monarquías de facto” lo hacen de una manera muy sencilla; como ahora el derecho humano de votar y de ser votado no puede ser violado, las políticas y políticos le dan vuelo a “la hilacha”. No se sorprenda usted, si en el próximo proceso electoral que se avecina, aquí en Durango, veamos a familias aspirando a puestos de elección popular. Que no se nos olvide, nuestra ley electoral y la constitución, se los permiten. No es muy remoto que el próximo año tengamos a un diputado federal queriendo reelegirse otra vez y a su hija, también como candidata a diputada federal.

Y siguiendo con otro ejemplo de conducta ética, principios morales y congruencia con la sociedad, el gobernador de Nuevo León, Rodrigo García hará a su esposa senadora de la República. Y hablando de mujeres y de traiciones, al gobernador de Nuevo León que quiere ser presidente de México, si es pasión, que se le borre. A la clase política mexicana le cayó “como anillo al dedo” el derecho humano de votar y ser votado, y con ello justificar que sus esposas, esposos y toda la familia, cobren sus quincenas en la cámara de diputados o en el Senado de la República.

Pero el derecho humano de votar y de ser votado, no debe de ser la razón para formar “familias reales” que tanto ofenden a las mexicanas y los mexicanos. Un derecho humano no quiere decir, que una persona sea presidente de la República, su esposa líder del senado, su hermano coordinador de los diputados, y su prima gobernadora de un Estado de la República. ¿Pero qué se puede esperar, de la clase política mexicana que piensa: “la moral es un árbol que da moras”?

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