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En homenaje a un amigo que se adelantó

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“En la amistad, el tiempo no es una barrera, sino un regalo que atesora los momentos compartidos.”

 Hoy en este espacio habitual que me da la oportunidad de escribir sobre temas relacionados con la transparencia, lo dedicaré con el permiso del editor de este prestigiado medio de comunicación a la memoria de dos amigos que sólo se nos adelantó en el camino.

En nuestro paso por esta vida, lo único que tenemos seguro es la muerte, pero casi nunca nos detenemos a analizar lo que eso significa, por ello cuando alguien se va de este mundo terrenal, hay dolor y tristeza.

A través de este espacio rindo un sentido homenaje a dos personas que lamentablemente fallecieron en los recientes días.

Esos dos amigos, tuvieron una relación cercana con mi familia, especialmente con mi papa Raúl “El Zurdo” López de feliz memoria y con mi mama Lourdes Salas de López.

Mi papá, universitario de “hueso colorado” así siempre le dije, “juarista” por el gran respeto y cariño que le tuvo al Instituto Juárez hoy Universidad Juárez del Estado de Durango, donde construyó amistades entrañables, que se convirtieron en una hermandad para siempre.

Ya algunos de esos universitarios cercanos al “Zurdo”, se nos han adelantado como Armando Espinosa Ortega, Miguel Antonio González Lozano, César Guillermo Meraz, Raúl Ríos Güerecia, José Luis “el Tomatón” González, entre otros

Y ayer nos enteramos del deceso de otro gran universitario, Armando Ocaña Montaño, quien fue otro juarista y ya era jubilado de la preparatoria Diurna, por ello desde este espacio, rendimos un homenaje al saber de su partida.

Otra de las personas que lamentablemente dejó este plano terrenal y quien también tuvo una relación con mi papa Raúl “El Zurdo” López, pero en su calidad de entrenador de voleibol, es nuestro querido amigo Rubén Chaidez Saucedo, ingeniero egresado del Tecnológico de Durango, pero con quien mis papas y mis hermanos tuvimos una entrañable amistad,

Lo conocíamos como “Chaidez”, gran jugador del voleibol, quien se forjó en la cultura del esfuerzo desde muy joven, lo recuerdo como estudiante de la secundaria Seis, llegando al Centro de Seguridad Social “el Segurito” a entrenar voleibol con mi papá, con quien hizo una amistad fraterna y con mucho afecto.

Aún estamos consternados por sus decesos, de manera especial por el de Rubén Chaidez, porque se nos adelantó muy pronto y en forma inesperada.

Vayan nuestras condolencias para las familias de Armando Ocaña Montaño y para Rubén Chaidez Saucedo, además de un abrazo solidario. Descansen en paz.

 

 

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