En una semana estarán arrancando las campañas constitucionales rumbo a la renovación de la Presidencia de la República, y en un balance de lo que ha ocurrido durante el periodo de la intercampaña, donde por ley las aspirantes presidenciales no pueden hacer proselitismo, han existido recovecos en las normas electorales que les han permitido estar en la agenda política y mediática, donde en mi punto de vista Xóchitl Gálvez Ruiz, de “Fuerza y Corazón por México” ha sido la que mejor provecho le ha sacado.
Y es que si bien la hidalguense no tuvo un repunte esperado durante las precampañas, pues la narrativa que sus asesores le mantuvieron en relación a su origen y a que salió adelante con la venta de gelatinas, terminó por no hacer “click” con quienes sí le compraron esa historia mientras buscaba la nominación interna de los partidos que componen esta alianza. Entonces, ¿qué fue lo que hizo diferente Xóchitl durante esta intercampaña?, sencillo, volvió a meter en sus discursos al Presidente Andrés Manuel López Obrador, pues sabe que de una u otra manera al subirlo al “ring” sería quien tenga que responder, como “jefe supremo” del cuatroteísmo en nuestro país.
Gálvez Ruiz repuntó en las preferencias opositoras cuando el inquilino de Palacio Nacional le cerró la posibilidad de acudir a una de sus conferencias “mañaneras”, y a partir de ahí AMLO trataba de denostar el perfil que como política tiene, algo que provocó una reacción adversa en miles de familias mexicanas, quienes vieron a Xóchitl como víctima de una campaña de Estado, y de manera natural el más débil es quien genera esas empatías electorales. Quizá ya fue demasiado tarde cuando el Presidente decidió dejar de mencionarla, pero creo que justo eso es lo que durante esta intercampaña la candidata opositora ha sabido potenciar, no solo para generar reflectores, sino para que más adelante se traduzca en las urnas.
Sus giras al extranjero, sus conferencia de “la verdad”, la marcha del pasado domingo, entro otros, son solo algunos de los aspectos que Xóchitl Gálvez ha sabido utilizar a su favor, algo que su contra parte, la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, no supo descifrar para por lo menos tratar de “emparejar” las cosas. Su discurso continuó siendo el mismo, hablando de la corrupción del pasado, de los “potentados”, hipócritas, etc, que tal parece que reproduce un guión escrito desde Palacio Nacional, y a pesar de que ha tenido movilidad en este periodo, creo que aun le falta marcar un sello propio, que le permita mantener una ideología y proyecto de nación apegados a los de este sexenio, pero con una nueva forma de hacerlo, porque hasta hoy solo representa que será lo mismo.
Ahora bien, esto no quiere decir que las cosas estén definidas, ni que la intercampaña haya servido para que se le haya dado la vuelta a la ventaja que tiene Claudia sobre Xóchitl, no, pero sin duda es un síntoma de que a partir del 1 de marzo, cuando inicie el proceso electoral, crecerá en las encuestas quien cometa menos errores, y desde luego con el papel que hagan los candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados, pues deberán ser los responsables de hacer proselitismo sin candidata. En el caso de Durango, difícilmente podríamos asegurar que sus abanderados a la Cámara Alta serán de gran ayuda.
Me parece que Xóchitl Gálvez debe enfocar gran parte de su estrategia en socializar que de llegar a Palacio Nacional, no eliminará los programas sociales, porque aun existe mucha incertidumbre al respecto, y desde luego es la principal fortaleza de la morenista. Esto está muy claro, y como electores debemos pensar que nuestro sufragio será, por mantener las cosas como están, o le damos un “giro” a nuestro país, valorando que ya conocemos la forma de gobernar del PRI y del PAN.
