En la guerra sucia todo se vale, salvo que las redes sociales digan lo contrario. Hay otra guerra que tiene su origen en las encuestas y ahora está de moda la guerra en contra de los operadores de José Ramón Enríquez, que no son bien vistos por los partidos de enfrente. ¿El motivo? No nacieron en Durango y como los duranguenses somos muy “territoriales”, no aceptamos que alguien de afuera pueda apoyar como es el caso a José Ramón Enríquez.
Se nos olvida el refrán, en la guerra y en el amor todo se vale. La sociedad tiene memoria: distinguidos priistas durangueses en algunos Estados de la República han intervenido en elecciones siendo “foráneos”. Durango ha tenido priistas del más alto nivel y se han ganado la fama de “alquimistas,” que no son otra cosa que expertos en hacer fraudes electorales. Y ya encarrerado el gato, algunos exgobernadores han traído asesores financieros como aquel que dijo: “la pobreza es un mito genial”, si la memoria no nos falla, fue Pedro Aspe Armella, ¿era de Durango?
Otro dato que recordamos porque es histórico: hace algunos años, cuando el PT tenía problemas para conservar su registro nacional, operadores priistas durangueses fueron a su rescate en Aguascalientes. Hasta no hace mucho tiempo, los del PRI local hicieron famosa una frase que los pasará a la inmortalidad: tenemos candidatas y candidatos hasta para exportar. Entonces, ¿para qué tanto brinco estando el piso tan parejo? En algunos estados del país, las y los candidatos a un puesto de elección popular, arman sus equipos locales y con foráneos y nadie dice nada, porque todos tienen la libertad de escoger a sus equipos de campaña.
No hay que olvidar; Durango es uno de los dos últimos bastiones del PRI a nivel nacional, tenemos la herencia histórica y cultural de ser uno de los Estados más conservadores del país. Para muestra basta un botón, los demás a la camisa: fuimos los últimos en firmar la independencia de México y los últimos en firmar la paz de la guerra cristera. En realidad, no debería sorprendernos que algunos partidos políticos, pongan el grito en el cielo porque José Ramón Enríquez haya traído un equipo de colaboradores de otros Estados. Parafraseando a la doctrina Monroe: ¿entonces, Durango para los duranguenses?
Y sigue la mata dando: los duranguenses históricamente les hemos puesto barreras y trabas a quienes no son de Durango, pero caro lo hemos pagado. Hay una famosa anécdota que cuentan del exgobernador Alejandro Páez Urquidi: tuvo la visión de modernizar las actividades comerciales en Durango y les ofreció a los comerciantes locales hacer un centro comercial en la antigua penitenciaría. Por supuesto, que nuestros comerciantes no aceptaron y fueron foráneos los que construyeron el primer centro comercial ubicado en la avenida 20 de noviembre. ¿Recuerdan a los famosos siete fantásticos, que fundaron el CDP y por último el PT y siguen tan campantes? ¿Eran de Durango? Pero hoy los del PRI y del PAN, se asustan con el petate del muerto.