Tal y como lo adelantamos en este espacio editorial, finalmente la “bomba” de la que hablamos y que se venía para la Universidad Juárez del Estado de Durango sí detonó, pues desde este domingo académicos, administrativos y personal de confianza decidieron tomar el edificio central a manera de protesta, debido a que finalmente y después de muchos años, les descontaron el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el cual no se había pagado debido a que esa institución absorbía dicha carga tributaria, la cual por cierto, ascendía a los 55 millones de pesos anuales, lo que está claro, ya no está dispuesto a pagar Rubén Solis y compañía.
En honor a la verdad y más allá de las manifestaciones que los distintos sindicatos están haciendo en la rectoría y en varias áreas de esa institución educativa, es innegable que dicha disposición, ya se les había informado a los líderes sindicales en tiempo y en forma, los cuales, seguramente se negaron a hacerlo extensivo a sus agremiados ante el temor de que estos pudieran reclamarles, por lo que dejaron pasar los días, sin embargo, en plenas vacaciones de Semana Santa, les hicieron el cargo correspondiente y la “bomba” terminó detonando, por lo que ahora buscan hacer responsable a sus autoridades, cuando la disposición es absolutamente federal.
Sin duda que en casos así siempre habrá dos versiones, la de la parte laboral y la patronal, sin embargo, en este ejemplo, hay una situación que es inobjetable y que quizá provocó que los académicos, administrativos y personal de confianza, lo hayan visto con el paso de los años como un logro laboral, es decir, el no pagar los 55 millones de pesos anuales por concepto de Impuesto Sobre la Renta que durante un buen tiempo, fue la Universidad la que absorbió ese gasto, algo que jamás debió permitirse, por lo que no es casualidad que en este momento haya tanta inconformidad y parece que al tema le queda cuerda, pues las manifestaciones van a continuar y difícilmente se podrá llegar a un arreglo, por la simple y sencilla razón de que en este momento esa institución no cuenta con esos recursos.
Habrá que estar atentos a lo que pueda ocurrir en los próximos días, pues hay quienes están acostumbrados a que les resuelvan esos temas con dinero que no es de ellos, algo que en estos tiempos de austeridad, será difícil de que ocurra, pues no hay instancia que pueda absorber un monto semejante, por lo que la única solución viable quizá sea que los académicos, administrativos y de confianza, paguen como el común denominador sus impuestos y el ISR es uno de ellos, sin embargo, si ello llegará a ocurrir, el raspón para los líderes sindicales sería mayúsculo y ni que decir el desgaste que ello le pueda provocar a la gestión de Rubén Solís, la cual de por si, no ha sido fácil y la mala noticia, es que aún le quedan algunos años al frente de la Universidad y por ende, más retos con los que deberá lidiar.
