El triunfo de Esteban Villegas en la contienda por la gubernatura de Durango, no fue solo el resultado de una campaña exitosa, ni tampoco, únicamente, el producto de una estrategia bien definida durante la jornada electoral. Fue mucho más que eso. Esteban se reinventó luego de la derrota del 2016. Construyó un proyecto a partir de la sinergia con liderazgos de diversos sectores y partidos. Configuró su candidatura con varios años de antelación, no la forjó en una “sola persona”, sino en todo un “equipo”. Lo ocurrido el domingo 5 de junio, fue la sumatoria de aciertos, desde la negociación interna en el PRI; el cabildeo con dirigencias nacionales y locales del PAN y PRD; el acompañamiento permanente de su esposa Marisol Rosso, y la asimilación mesurada del triunfo. En la sinergia de Esteban en el Ambiente Político, no hay tiempo para disputas por los votos obtenidos por partido, inclusive los votos del PRI, lo son más de Esteban que del tricolor; asimilarlo así, será fundamental para la conformación del primer gobierno de coalición en Durango.
Toño Ochoa tardó 20 años en llegar a este momento histórico de su carrera política. Con maestría en coordinación de campañas, fue construyendo una estructura sólida que ha estado a disposición de Acción Nacional en diversos procesos electorales. Supo esperar los tiempos y coordinó la campaña de Jorge Salum en 2019. Hizo sinergia con las dirigencias de su partido y con los principales liderazgos del PRI y PRD. La sumatoria del 5 de junio fue positiva para Toño, quien confió en su coordinador Carlos Maturino para construir la victoria. El entendimiento con Esteban incrementó los sufragios para ambos. Le apostó a Aly Gamboa, quien motivó y movilizó de forma importante las estructuras femeninas de la causa aliancista. La sinergia que construyó Toño, está preparada para dar continuidad a los aciertos de Salum, y avanzar en su proyecto político, el cual, sin duda, ha tomado un gran impulso.
Sin embargo, no todas las sinergias son positivas. La suma de errores en MORENA les ha costado muy caro. No fue el “temible PRIAN”, sino los conflictos internos los que han cobrado cara la factura. Haber ninguneado a personajes con capacidad política y aceptación social, como Nacho Aguado, y cederla a personajes impresentables, resultó muy caro. Subestimar al grupo Enriquista, los hizo olvidarse de las posibles consecuencias. Actitudes soberbias, e invertir tiempo en justificar malas decisiones, los distrajo en las campañas. Minimizar el impacto mediático de señalamientos de corrupción, generó un movimiento telúrico que los sacudió sobremanera, con epicentro en Durango, y efectos que se sintieron en Palacio Nacional. Aunque la sinergia negativa que destruyó el objetivo 2022 de la 4T en nuestra entidad, los deja malheridos, no los extermina. Las bases sociales, esas a las que no escucharon, aún siguen confiando en el proyecto de “ya sabes quien”.
Las elecciones en las 6 entidades tendrán repercusiones en la sucesión presidencial del 2024, pero ha quedado claro, que no es con cualquier perfil con el que los cuatroteístas pueden mantener su poderío, ese mismo con el que intentan replicar el tsunami lopezobradorista con solo invocar su nombre. También hay claridad en que la oposición debe olvidarse de pugnas y egos personales para ser competitivos, e incluso, efectivos, pues ha quedado claro que hay sinergias que dan triunfos, y otras, que facilitan las derrotas.
