Después del descalabro de MORENA en las urnas el pasado 5 de junio en Durango, se han dado ciertos ajustes. En efecto, en el escenario nacional, el partido de la Cuarta Transformación, logró avanzar acumulando gubernaturas para la causa “Lopezobradorista”, con el objetivo de reforzarse en la sucesión presidencial del 2024, sin embargo, en nuestra entidad, no se cumplió la misión. Divisiones, fracturas, traiciones y errores cometidos durante la campaña electoral, así como la soberbia de algunos connotados miembros de la 4T, los dejaron a más de 100 mil votos de distancia de quienes acertaron en la estrategia. No hay de otra, el Ambiente Político obliga a morenistas a replantear sus métodos de operación para ser más efectivos, con dos factores a su favor: siguen siendo Gobierno Federal, y ya cuentan con una estructura que solo hace falta reorganizar.
El cambio en la coordinación del Grupo Parlamentario de MORENA en el Congreso del Estado, tiene varias lecturas. Sandra Lilia Amaya Rosales, llega por tercera vez a encabezar dicha responsabilidad. Estos movimientos en la reorganización morenista, abarcan la pasada legislatura, en la que dicho sea de paso, Sandra Amaya fue en dos ocasiones presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política. De llegar a prevalecer los acuerdos entre el PAN, PRI y MORENA, donde determinaron que la presidencia de la JUGOCOPO sería rotativa, con el primer año para el tricolor, el segundo para el PAN y el tercero para MORENA, y que Sandra se mantenga en la coordinación de dicho grupo parlamentario, la morenista podría convertirse, de forma inédita, y por increíble que parezca, por tercera ocasión en presidenta de la JUGOCOPO, en dos legislaturas diferentes.
Al margen de lo cuestionable que pueda ser el desempeño de Christian Jean Esparza en su paso por la coordinación, y su probable renuencia a soltar el “brazalete de capitán”, es muy claro que las y los diputados morenistas necesitan que Sandra funja como una interlocutora con experiencia desde el Congreso, ante el nuevo titular del Poder Ejecutivo, quien habrá de entrar en funciones el 15 de septiembre, pero que, políticamente, ya está mostrando una alta movilidad. No hay que olvidar que Sandra fue regidora durante la administración Municipal que encabezó Esteban Villegas. Fueron compañeros en la pasada legislatura. Siendo coordinadores de sus respectivos grupos parlamentarios, construyeron acuerdos, y mientras les tocó estar al frente de la JUGOCOPO, en ambos hubo capacidad para darle viabilidad a la agenda legislativa, por lo tanto, este movimiento de reorganización morenista, está más que justificado.
Por si faltara algún otro elemento, cabe señalar que la confianza de Mario Delgado en Sandra Amaya, es incuestionable. Como líder nacional de MORENA, le quita una bronca más saber que en el Congreso del Estado sus legisladores se han reorganizado, ya que también sabe, y sabe muy bien, que el proceso de renovación de la dirigencia en Durango no será terso. Habrá un choque de trenes entre los grupos que buscarán el control del partido, ante lo atractivo del proceso de sucesión presidencial. Para Mario Delgado, MORENA Durango debe dejar de ser un dolor de cabeza; le urge una buena criba, que atraiga a más “ciudadanos”, aleje a personajes impresentables y propicie la reorganización de su estructura, para que ésta dependa menos del bono “lopezobradorista”, el cual quedó demostrado que no fue suficiente para alcanzar la victoria.
