El sistema neoliberal premiaba a sus cuadros políticos dándoles espacios administrativos o de representación popular. Ganaban buenos sueldos, se movían en el glamour de los fastuosos banquetes, los viajes a diferentes partes del mundo con toda su familia.
Por supuesto que sus ingresos les permitían tener casa de lujo, ranchitos con ganado, y si su habilidad se los permitía, seguir en el pandero hasta que el cuerpo aguante. Uno de los grandes secretos de estado era saber cuánto ganaban los gobernantes, cuánto tenían cuando se retiraban.
Pero llegó un momento que para los políticos esto fue insuficiente, ahora se dedicaban a colocar a sus hijos, sobrinos, ahijados, cuñados y cuñadas, y todo tipo de parentela en espacios en los cuales, dieran o no el perfil (nunca lo daban), recibieran pagos onerosos, y si era posible, colocarlos en la nómina de varias dependencias para que acumularan ingresos sorprendentes.
Así, el nepotismo, que por décadas cuidaron de no cometer de manera abierta los viejos políticos, hoy, los nuevos, simplemente se descararon. Nos dirán que los medios de comunicación callaron, pero no solo fueron ellos: los regidores también, los diputados también, los líderes sociales también y lo que es peor, agazapados para irse en contra de quien se atreviera a denunciar para calumniarlo y vilipendiarlo.
Después de seis años de gobierno de José Aispuro, cuando afloja la presión contra los medios desde la oficina de comunicación social, se empiezan a destapar los escándalos.
El canal 12, da a conocer documentación proporcionada por trabajadores de la Secretaría de Educación, sobre los salarios que perciben altos funcionarios, incluyendo a titular Rubén Calderón Luján, en donde se destaca una gran opacidad y nepotismo.
El salario del señor secretario, según consta en los documentos, es de 188 mil 583 pesos. Tuvo una compensación bruta de 78 mil 800 pesos por ocho meses. En el año 2020, del 16 de septiembre al 16 de noviembre, percibió, 433 mil pesos mensuales, esto es, 2,4 millones en tres meses. César Alberto Solís, sobrino del rector de la UJED, tiene un ingreso de más de 70 mil pesos mensuales, y como él, otros.
No sabemos si esta misma situación ocurra en otras dependencias como en; Salud, Obras y Comunicaciones, el DIF, el ICED, más las que el lector quiera agregar. La pregunta es ¿Que hacía la señora Raque Leila Arreola Fallad, contralora del gobierno de estado, que nunca mencionó tan terribles irregularidades, mucho menos iniciar un proceso de investigación? ¿Esto lo ocultaron al gobernador, o lo sabía, permitiendo una impunidad que ofende a los duranguenses y particularmente a los maestros, o, víctima de oprobiosa deslealtad? ¿Los diputados actuales, y los anteriores, lo sabían y callaron, y si callaron porque lo hicieron?
Por los incrementos al salario, autorizados por el presidente López Obrador, los maestros perciben de diez a doce mil pesos mensuales, lo cual es inhumano ante salarios exorbitantes, superiores a lo que gana el presidente de la república.
En más de una ocasión lo dijimos y consta en nuestras columnas. En Durango existe una mafia del poder corrupta, se dan vida de potentados, hacen y deshacen con el dinero de los ciudadanos, son corruptos e impunes, además, operan como mafias repartiendo los puestos para amigos, familiares y recomendados. Independientemente de nuestras simpatías partidistas, hoy Esteban Villegas es el gobernador electo, esperamos que haga una investigación profunda, si hay que castigar, que no le tiemble el pulso. O no.
