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Si a las alianzas electorales… ¿pero la identidad de partido? 

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“Las alianzas entre antagónicos, se justifican; cuando son para derrotar a un tirano”. Ese fue el argumento  del espíritu aliancista cuando se contemplaba la posibilidad que compitieran coaligado el partido albiazul y el del sol azteca, que muchos calificaron contra natura, y que decir; de la unión entre el PT y el PAN, que se dio en Durango, en el 2013. en 29 de los 37 municipios, ocasionando  la inmovilidad electoral de una parte importante de  las huestes panistas, quienes  indignados aseguraron  que: Manuel Gómez Morin, y Mao Tse-Tung, no eran compatibles, este vínculo electoral, no solo fue efímero, también un verdadero fracaso. A diferencia  del que se dio entre el PAN y PRD que ha logrado pervivir durante muchos procesos electorales. 

Los nuevos tiempos en los entornos políticos; locales y nacional, han obligado a todos los institutos a buscar coincidencias y amalgamarse en propuestas otrora impensables, como el  que se dio de forma nacional con #VaPorMéxico y su símil local #VaPorDurango. Solo MC, a ideado un estratagema, pretendiendo mostrarse impoluto en relación a la práctica aliancista de los demás partidos,  aspirando a ser identificado como una tercera vía, y de esta forma restar votos a una de las dos grandes alianzas, a la que mas le convenga. Pero su independencia es una falacia; ya que desde su primera participación nacional, con el nombre de Convergencia en el 2000, se sumaron al PRD para postular a Cardenas, en el 2006 y 2012 (ya como MC) a AMLO y en el 2018 a Ricardo Anaya. 

Desde el 2016 Acción Nacional, gobierna en nuestra entidad federativa, este primer triunfo lo logró coaligado con el PRD, pero no se puede pasar por alto que mucho contribuyeran algunos militantes del PRI, que de forma traidora y amoral apoyaran otra opción. Ahora en el 2022 fue otra historia, el tridente que postuló a Esteban Villegas, lo adoptó como propio, si bien es cierto que su militancia es priísta, fue candidato tanto del PRI, como del PAN y del PRD, y el gobernador a honrado sus palabras: “Juntos ganamos, juntos gobernamos” es un gobernador del PRI, PAN, PRD y todos los partidos tienen posiciones, son las  propuestas de cada instituto político, y no los amigos del gobernador. 

Sin embargo; no todo esta bien en el interior de los partidos, el candidato del PRD gano las elecciones en el 2016, pero poco a poco a perdido militancia e identidad, incluso perdió  las prerrogativas locales (lo que llaman erróneamente el registro local) se convirtió en una rémora azul, una dependencia total del PAN. Pero según la numeraría, también la debacle del PAN es evidente, su militancia no solo sufrió una drástica reducción, pasaron de ser la primera fuerza electoral a la tercera, abajo de MORENA y del PRI.

Hoy las alianzas son parte de la democracia, pero también los partidos deben regresar a sus orígenes, a sus principios;  un apotegma del PAN, es que deben ser “distintos y distinguibles” las alianzas electorales y de gobierno no deben generar la percepción que son  los mismos.  

Para el PAN fue un acierto la candidatura de unidad, que representó Minka Hernández, la cual fue investida como nueva presidenta del Comité Municipal del PAN, en la capital. Nadie dudaría de su cepa, origen y formación azul. Este mismo tenor se debería replicar en la elección del CDE, alguien alejado del actual comité estatal, el cual fue impuesto e impulsado por el ex primer panista, hoy de no tan gratos recuerdos. Tampoco es buena idea imponer un foráneo mandado del centro, panistas formados en Durango y con méritos son muchos; Alfredo Herrera, Claudia Hernández, Bonifacio Herrera, Gerardo Galaviz, Paty jImenez, entre otros  más.

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