López Obrador, ha insistido de forma contundente; yo no me voy a meter, pero sí voy a apoyar al candidato de #MORENA, ganador de las encuestas rumbo al 2024, esta afirmación la repitió el viernes pasado, además agregó; “todos los aspirantes son de primera, me siento contento, satisfecho, son personas con mucha experiencia, sería lamentable que después de iniciar un proceso de transformación no tuviésemos relevo, pero nos sobra capacidad”. Por supuesto que el se refiere exclusivamente a: Claudia Sheinbaum. Marcelo Ebrard, y Adán Augusto López, ni por asomo, pudiera contemplar a los también aspirantes, Ricardo Monreal o a Fernández Noroña.
Pero… ya conocemos esa retórica del presidente, la cual se vuelve una realidad; ¡si y solo si!, el ganador de las encuestas es el mismo que él apoya. En caso contrario, sobran argumentos para desestimar al ganador, e imponer al alfil de AMLO , en el clásico: allá ganaste, pero aquí perdiste. Tal como quedó en evidencia en Oaxaca, donde Susana Harp, siempre mantuvo una ventaja en las encuestas superior al 10%, sobre el que fuera candidato y a la postre gobernador, Salomón Jara. Y que decir de nuestra entidad federativa (Durango), donde el ganador de las encuestas, y de forma contundente; siempre fue José Ramón Enríquez, incluso no existió manera, de lograr que se pensara otra cosa, simplemente le escamotearon la candidatura, bajo el argumento de equidad de género, es claro que el oftalmólogo, no estaba en el ánimo del presidente. Como también quedó claro, que Marina Vitela, nunca estuvo en el ánimo de la gente. “A toro pasado”, es fácil entender; que tampoco JREH, le podía haber ganado a Esteban Villegas, pero tal ves… la diferencia de votos hubiera sido mucho menor.
Pero no se puede desestimar la fuerza del “dedo flamígero” del presidente, cuando un aspirante; es señalado por López Obrador, inmediatamente incrementa de forma exponencial sus posibilidades de triunfo. Habría que recordar a Rafael Acosta, “un perfecto desconocido”, que AMLO, pidió a la gente de Iztapalapa votaran por el, cuando tres semanas antes de la elección, el TEPJF decidió retirar la candidatura para jefa delegacional de Clara Brugada. López Obrador, pidió a la gente apoyaran a quien bautizó como “Juanito” quien después de ganar renunciaría, para dejar el puesto a Brugada, la cual previamente sería propuesta por el entonces jefe de gobierno Marcelo Ebrard. Él objetivo se logró, el estratagema funcionó, y todos quedaron satisfechos, a excepción de “Juanito” quien pronto se encariñó con el puesto y se mostraba renuente a cumplir su palabra, aunque al final lo hizo. (De esta manera y de forma involuntaria fue que AMLO acuñó el término de Juanitas)
También habría que recordar que en el 2018, una parte importante de los legisladores que llegaron como propuesta de la #CuartaTransformación, solo necesitaron la solicitud del voto para ellos por parte de AMLO, y de esta forma lograron ocupar curules en ambas Cámaras. Una historia más reciente sucedió en Guerrero, donde Evelyn Salgado, se convirtió en “Juanita” al ocupar la gobernatura que le quitaron a su controvertido progenitor, Félix Salgado, quien se asegura “flaco favor hicieron” pues podría gobernar 12 años; seis tras el trono, y otros seis de forma Constitucional.
La oposición deberá meditar profundamente la pizca de corcholatas, pues una parte de su valor actual, se fundamenta en su pertenencia a la #CuartaTransformación
