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GARCÍA GRANADOS, UNO DE LOS CULPABLES DEL ATRASO DE DURANGO

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Alberto García Granados y Ramírez era duranguense de la cabeza a los pies. Nació en la ciudad de Durango el 27 de julio de 1848. En 1861 viajó a Alemania para estudiar en la escuela de Agricultura de la Universidad de Bonn, realizó algunos otros estudios en Inglaterra y finalmente obtuvo el título de ingeniero agrónomo
Fue gobernador del Distrito Federal y el 3 de agosto de 1911 sustituyó a Emilio Vázquez Gómez cuando éste renunció al cargo de secretario de Gobernación. A pesar de que Francisco I. Madero consideró el cambio benéfico, García Granados se opuso a la política de conciliación entre el antiguo régimen del porfiriato y el maderismo, movimiento que por cierto repudiaba. Pugnó por licenciamiento incondicional de las tropas revolucionarias y por exterminar el zapatismo en el estado de Morelos. Su animadversión por Madero fue tal, que se le atribuyó la frase: “La bala que mate a Madero salvará a la República”. Durante la Decena Trágica y mediante la firma del Pacto de la Embajada fue nombrado nuevamente secretario de Gobernación por el régimen golpista. Presuntamente participó en un consejo de ministros que se llevó a cabo el 21 de febrero de 1913, durante el cual se decidió llevar a cabo los asesinatos de Madero y Pino Suárez. Tan pronto como triunfó el cuartelazo de La CiudadelaFélix Díaz y Huerta formaron el gabinete, y acordaron que García Granados ocupara la Secretaría de Gobernación, cargo que desempeñó por escasos dos meses, ya que renunció el 24 de abril. Durante su breve gestión como titular de Gobernación intentó negociar inútilmente la paz con Emiliano Zapata y finalmente renunció a su cargo durante los primeros meses de la dictadura. A partir de entonces permaneció en su casa, y al triunfo de Carranza, se escondió saliendo sólo de noche, hasta que fue aprehendido y conducido a la cárcel. En la colonia Juárez, de la capital de la República, fuerzas de la policía especial del Cuartel General del Cuerpo del Ejército del Noroeste, aprehendieron a Alberto García Granados. Había estado oculto en la ciudad desde la caída de la dictadura de Huerta. Se le acusó de haber entregado documentos al embajador de Alemania en México los cuales mencionaban una compra de armas alemanas a cambio de una probable alianza futura contra Estados Unidos. Fue sentenciado a muerte por su supuesta implicación en los asesinatos de Madero y Pino Suárez. Fue fusilado el 8 de octubre 1915 en la ciudad de México a la edad de 67 años. Al llegar la última noche de su vida, García Granados pidió a sus amigos y a su abogado que suspendieran toda gestión para alcanzar la gracia de Venustiano Carranza. A punto de ser fusilado le preguntaron si él había pronunciado la frase “La bala que mate a Madero será la salvación del país”, a lo cual el Ingeniero respondió: Estaba y estoy convencido de que el gobierno del señor Madero marchaba a la ruina del país por la ineptitud de Madero para gobernar…eso es todo. Alberto García Granados dijo en 1913: “La bala que mate a Madero será la salvación del país””. En febrero de 1913 varias balas fueron las que mataron a Madero y al tabasqueño José María Pino Suarez. Desde entonces esa frase se convirtió en una afrenta para los revolucionarios de todas las categorías, lo mismo para los constitucionalistas y posteriormente para los sonorenses. Cuando los nuevos dueños del poder se enteraron que el autor de esa frase maldita fue un duranguense, decidieron darle la espalda al estado y nadie hizo el menor intento por sacudirse ese lastre. Han pasado 108 años del fusilamiento de García Granados y es fecha que seguimos padeciendo menosprecio por los gobiernos federales y salvo dos o tres gobernantes que han salido del letargo, la frase “La bala que mate a Madero será la salvación del país” sigue pesando más que las frases de va mi espada en prenda y voy por ella o prefiero pagarle a un maestro que a un general. Justo a las 11:18 horas del 8 de octubre de 1915, el ingeniero Alberto García Granados fue pasado por las armas en los llanos de la Escuela de Tiro de la ciudad de México. Ya en el patíbulo, el ingeniero García Granados recibió la descarga, los médicos notaron que su corazón latía y un sargento le dio el tiro de gracia. Los partidarios de Francisco Villa, así como los zapatistas bajo el mando del general Genovevo de la O, declararon que García Granados de haber caído en sus manos de igual forma lo hubiesen pasado por las armas. Alberto Fernando Próspero García Granados y Ramírez nunca pensó que con su frasecita nos echó la sal a los duranguenses, ojalá ninguna calle, colonia o fraccionamiento jamás lleve su nombre.

2 COMENTARIOS

  1. MI ESTIMADO GIL, CREO QUE ESA FRASE REPRESENTA EL CONSERVADURISMO DE LA CLASE POLITICA LOCAL, LO QUE NOS TIENE EN LA MEDIANIA ECONOMICA PARA ABAJO. SIGO CONVENCIDO QUE LOS CACICAZGOS Y EL CENTRALISMO CONSERVADOR SON LA CAUSA. FÍJATE LA LAGUNA CON 110 AÑOS DE VIDA, Y TODO EL DESARROLLO QUE HA LOGRADO A PESAR DE ELLOS. NOS FUNARON GRNADES VISIONARIOS Y NOS ESTANCAMOS CON LOS CACICAZGOS.

  2. Apreciable Gilberto, muchos pueden ser historiadores y escritores pero muy poco son los que pueden expresar el sentimiento profundo del sentir por su tierra natal y sus hechos históricos , que siguen latentes en los aciertos y desaciertos de hombres que siguen presentes.
    Me sorprendió tu reflexión y me quedo muy claro que es injusto que una frase de un duranguense radical lo siga pagando gente que nada tienen que ver…adoro Durango es un estado culto, lleno de esplendor en el arte, tierra de hombres cabales y principalmente cuna de la defensa por la tiranía de poderosos insensibles que lastimaron tanta gente inocente..
    Te admiro y respeto por esa propiedad por el bien de mi querido Durango.
    Te mando un gran abrazo, soy originaria de Jalisco que tanto amó, vivo desde hace muchos años en mi querido Querétaro

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