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Ahora me toca a mi partir

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En ocasiones, uno necesita morirse para que hablen bien de nosotros. En el caso de Luis Ángel Martínez Diez, como en toda regla, hay excepciones. En Durango pocos escritores, periodistas como el “Churumbel” fueron famosos en vida, antes de partir. Como escritor, ganó premios nacionales de poesía y de novela, a él, los duranguenses le debemos haber tenido los mejores festivales Revueltas de la historia. Como ironías de la vida, nunca prometió nada como director de Cultura del Estado, sin embargo, hoy por hoy, es el mejor director de cultura del que se tenga memoria.

Otra ironía en la vida de Luis Ángel. Siempre fue un hombre de izquierda políticamente hablando, quien trabajó con los hombres del poder del PRI, los cuales no lograron hacerlo cambiar de su polémica personalidad ,y mucho menos, de sus ideas. A veces, con tendencias anarquistas era aceptado por la clase política local, pero también, en ocasiones pagó caro ser irreverente con dicha clase a la que no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. Para muestra basta un botón, los demás a la camisa. En una de esas cenas famosas, ya encarrerado el gato, le dijo a Jorge Herrera Caldera siendo presidente municipal; “como político eres un buen vendedor de bicicletas” y en la mañana, se despertó como ex director del ICED.

Nunca se ha visto un director de cultura con la personalidad y carisma de Luis Ángel Martínez Diez. Irreverente como fue, hizo a un lado la burocracia cultural que tanto daño ha hecho. No anunció hacer “revoluciones culturales” y en su medida lo logró. No hubo artista o creador al que se le cerraran las puertas. Y ya que hablamos de mujeres y de traiciones, cuando fue director solo en contadas ocasiones decían: “el señor director está en una reunión muy ocupado y no lo puede recibir”. ¡Pero eso era cierto, estaba ocupado! No había escritora o escritor, cuando le pedían apoyo para publicar su obra, nunca les dijo; “déjame verlo, preséntame un proyecto”. Sucedía todo lo contrario, todos salían felices porque serían publicados.

Hay dos anécdotas entre muchas, que merecen ser contadas. La primera, siendo gobernador del Estado, Ismael Hernández Deras, interrumpió en una reunión de la CONAGO a la entonces secretaria de educación Josefina Vázquez Mota, para decirle, “déjese de rollos” y apoye a la cultura en serio, así se lograron los primeros recursos para el BEBELECHE. La segunda: en aquellos años, el ICED estaba en los terrenos del Juana Villalobos. Luis Ángel, que si soñaba en grande y lograba cosas a lo grande, no como otros, le encargó a su brazo derecho Fernando Andrade Cansino un proyecto para construir un verdadero complejo cultural. Este contaría con un espacio para realizar eventos masivos culturales, escuelas de cine, danza, salas de cine, de arte, y librería, entre otras cosas. ¿Y sabe qué pasó? Sacaron al ICED “de manera temporal” del Juana Villalobos, pero ya sabemos quien se aprovechó del proyecto y al final, se construyó lo que hoy conocemos como el Bicentenario, donde se despacha y se decide “el futuro” de los duranguenses.

¿Cuándo encontraremos a otro director de cultura que repita dos veces como director del ICED en el mismo sexenio? Como dijo don Teofilito… “haiga sido como haiga sido” en vida el Churumbel fue famoso por sus ideas, por ser irreverente ante el poder, en ocasiones por sus ideas anarquistas más que de izquierda, y decir verdades en la mesa de la clase política local. Quienes conocían de cerca al Churumbel, sabían que no le importaba la fama, le interesaba más, no pasar al olvido. Como la canción de Cuco Sánchez: “ahora me toca a mi dejarlos”. A donde vayas, no dejes de ser el mismo, sigue luchando en contra de la burocracia cultural y si puedes, mándala como se llama una casa en el sureste de México: “a la chingada”.

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