Las doctoras Guadalupe y Rosa Helia Villa Guerrero, Reidezel Mendoza, Paco Ignacio Taibo, Pedro Salmeron, Jesús Vargas, José de la O, Gilberto Jiménez, y todos aquellos que escribimos con un mínimo de rigor académico y científico sobre el General Francisco Villa, inevitablemente citamos en nuestros trabajos a Rubén Osorio Zúñiga. Cuando se habla de Pancho Villa con seriedad, sin apasionamientos, sin inventar historias o platicar tonterías y datos inexactos, es inevitable no mencionar al Dr. Osorio. El pasado viernes 17 de noviembre este viejito adorable de noventa y cinco años de edad estuvo en el museo Francisco Villa presentando su más reciente trabajo titulado La Muerte de Dos Generales. Fue un verdadero honor y privilegio comentar el libro del Dr Osorio. Confieso que fue un reto muy interesante, pues que se puede hablar del llamado Centauro del Norte teniendo a un lado a uno de los más acuciosos investigadores del villismo y la Revolución en el Norte del país. Una prueba de ello es que el Doctor Osorio colaboró con Katz para hacer esa obra monumental titulada PANCHO VILLA, juntos hicieron parte de la investigación, el doctor y Katz eran amigos, incluso el Dr. Osorio le decía Federico a Friedrich Katz y el austriaco se quedaba a dormir en su casa. Rubén Osorio es médico anestesiólogo, cuando termina de trabajar en el IMSS se va a Estados Unidos a perfeccionar su Ingles durante seis meses. Tiempo después la Unesco contrata médicos anestesistas para irse a Somalia y a Haití, pero el requisito era hablar inglés. Por allá anduvo el Doctor platicando de Pancho Villa. Un buen día nos dimos a la tarea de buscar los restos de Martin López que murió el 9 de agosto de 1919 cuando intentó asaltar la ciudad de Durango. No los localizamos, anduvimos muy cerquita, pero lo intentamos. Con el Doctor, José de la O y el que esto escribe, fuimos a Tomochic y ahí, de viva voz, conocimos lo que pasó en ese pueblo. La plaza del pueblo no está frente a la Iglesia como acostumbran a construir las villas los españoles, desde ahí el pueblo es diferente. El doctor tiene una obra magistral sobre los sucedió en Tomochic. El jefe la rebelión, Cruz Chávez falleció al enfrentarse a los federales y años después, su hijo Cruz Chávez junior, entró a Columbus con Pancho Villa el 9 de marzo de 1916 y está sepultado en Ascensión, Chihuahua, la llamada tierra de los Dorados. Eso lo aprendí acompañando al Doctor Osorio en un paseo turístico cultural donde nos llevó a conocer la imponente cascada de Basaseachic. Dos veces fuimos a la cueva de Coscomate, lugar donde Villa se refugió cuando fue herido en Cd. Guerrero después de la incursión en Columbus. Ahí estuvo escondido durante dos meses el general, lo cuidaban sus primos Bernabé Sifuentes y Juan Álvarez. Nos atendió el entonces Presidente Municipal del mpo. de San Francisco de Borja, el buen amigo Anselmo Torres. Para llegar a este lugar hay que subir un cerro durante una hora, el Doctor subió a gatas, pero no se rajó. La segunda vez que subimos a la cueva de Coscomate instalamos una placa de bronce para recordar que en ese lugar estuvo Villa, llevamos una máquina de soldar, hicimos trabajos de albañilería y soldadura e instalamos la placa. Yo estuve ahí, y eso ni Katz, ni Taibo, ni Salmerón, solamente José y de la O, gracias a que nos invitó nuestro amigo. En mayo del 2008 nos invitó al primer simulacro de la boda de Villa con Luz Corral en San Andrés, Chihuahua. Fue todo un acontecimiento, pues acudieron como padrinos de boda los alcaldes de once municipios cercanos a San Andrés. El Doctor se disfrazó de catrín y pidió solemnemente la mano de la señorita Luz Corral a sus padres para que Pancho Villa la desposara. Esta tradición tiene15 años de realizarse, y el de la idea fue ni más ni menos que el Dr. Osorio. A ver Gilberto, por qué a los hermanos Flores Magón y a sus seguidores les decían los magonistas si su primer apellido era Flores, en todo caso serían los floristas, es como si a los zapatistas les dijeran los salazaristas, pues este era el segundo apellido de Emiliano o los gonzalistas por el segundo apellido de Madero. Estas y otras pendejadas se cometen en la historia, justo de eso habla su libro Breve Antología de la Pendejez Humana. Él y yo hablamos por teléfono con cierta frecuencia, por eso, cuando me hizo la invitación de presentar LA MUERTE DE DOS GENERALES, me sentí halagado. Un hombre culto, ameno y sobre todo sabio, que me ha regalado su amistad, pues cuando voy a Chihuahua me quedo a dormir en su casa, me atiende su esposa Lupita, ahí comemos y platicamos largas horas cosas y temas serios, siempre con una chispa de picardía. Larga vida a Rubén Osorio, un excepcional ser humano que tiene noventa y cinco años y no se le quitan las ganas de seguir viviendo.