La disputa electoral entre representantes de las fuerzas políticas que aspiran a la Presidencia de la República sube cada día de tono, y es que en cualquier espacio donde se discuta el tema de la elección, ambos bandos envían a sus cuadros mejor preparados para debatir, y tratar de contrarrestar al adversario. En el caso de Morena me llama poderosamente la atención la presencia constante del Ministro en retiro de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, quien ha pasado de ser considerado un erudito del derecho en nuestro país, y la carrera judicial, a un mensajero político del proyecto de la 4T.
Y es que en lo personal siempre he creído que quienes llegan al máximo órgano judicial del país, que son profesionales del derecho, son mentes dotadas de un amplio conocimiento y criterio de cómo se imparte justicia; Ministros que ante la sociedad tienen una imagen respetable y sobre todo honorable. Esto termina siendo minimizado cuando dichos impartidores de justicia se “meten” de lleno al ejercicio de la política, pues esto les resta credibilidad, pero sobre todo, dudas, que durante el tiempo que ejercieron su encargo actuaron a favor a en contra de algún miembro de un partido político. Nadie critica el hecho de que tengan sus preferencias electorales los togados, es natural, pero que se pongan literalmente la “playera” de un equipo que está jugando, termina por restarle credibilidad a esa imagen.
La primera señal de Zaldívar.
Los ojos voltearon a la Suprema Corte desde que el Presidente López Obrador presentó una iniciativa para que el entonces Ministro Presidente, Arturo Zaldívar, pudiera extender su responsabilidad, algo que constitucionalmente no se puede. Fue ahí donde comenzaron esas señales de que algo había por “debajo de la mesa” entre Palacio Nacional y la SCJN, bueno hasta reuniones en las oficinas del Ejecutivo. La primera señal fue el cuestionamiento, ¿y la división de poderes?. Luego vino la foto del togado, siendo ministro en funciones con Claudia Sheinbaum, que es donde creo que provocó la forzada salida de su despacho en el máximo órgano judicial.
Sueldo de Rey.
Ahora bien, creo que si por estrategia vas a mandar a un perfil como Arturo Zaldívar a debatir en estos foros, por lo menos preocúpate porque no tengan “cola que le pisen”, pues hace unos días se dio a conocer que dentro del presupuesto de egresos de la Corte, donde se incluye el pago a los ministros en retiro, Zaldívar obtiene la mayor “tajada” del pastel, con una percepción de 192 mil pesos mensuales, algo que ni la propia candidata pudo defender. Pero más allá de eso, claro que esto se contrapone diametralmente de la narrativa del Presidente en cuanto a la austeridad republicana, osea que aplica con todos menos con el Ministro en Retiro.
Sus influencias.
Otro rubro en el que Arturo Zaldívar es señalado, es en cuanto al tráfico de influencias dentro de la Corte, y que si bien ha buscado dejar en claro su postura, negando cualquier señalamiento, lo cierto es que “cuando el río suena…”. Y sin ir muy lejos el propio López Obrador lo ha dicho públicamente, que sí le pidió a Zaldívar que hablara con los jueces para tomar cierta determinación en cualquiera de los casos judiciales que se turnaban, algo que de nuevo lo volvió a dejar “mal parado” ante la sociedad.
Por eso hoy que Arturo Zaldívar es el vocero oficial de la campaña de Claudia Sheinbaum, lo mínimo que debió haber negociado, en caso de el voto ciudadano les dé el triunfo, es una buena posición en el gabinete que justifique esa manera de defender la “continuación del segundo piso de la transformación”, porque la política termina siendo muy ingrata hasta con el más leal, máxime con alguien al que siento solo están utilizando, y esa imagen que él mismo ha logrado construir en la carrera judicial, él mismo se ha encargado de destruírsela, así de simple.