Desde hace poco más de diez años, una figura que se ha convertido en parte del urbanismo ciudadano de nuestra ciudad es la que representa el buen amigo Rafael Celestino. El popular cotonete, como le dicen cariñosamente sus amigos, ha caracterizado con singular pasión al General Francisco Villa. Cuando Rafa se pone las carrilleras, las mitazas y el sombrero de cuatro pedradas, es como si el general Villa regresara de dónde anda para estar de nuevo en este mundo, si a ello le agregamos la pericia y destreza para montar a caballo que tiene Rafa, entonces Pancho Villa se convierte en un personaje de carne y hueso que es admirado por chicos y grandes gracias a la genial interpretación de Rafa Celestino. Desde que Rafa Celestino comenzó a caracterizar a Doroteo Arango, el Centauro del Norte ha estado en diversas ciudades de Estados Unidos y de México cabalgando de nuevo. Aparece en comerciales, en películas, en videos promocionales y musicales convirtiéndose en una figura emblemática e infaltable en varios de los proyectos turísticos, artísticos y culturales de los gobiernos en turno. Pero esta pasión va más allá de escenificar a nuestro paisano, ya que Rafa se ha encargado de contar con un grupo de Dorados que montan un interesante espectáculo que se compone de diálogos, monólogo, y desde luego todo a caballo, para esto los muchachitos portan la indumentaria revolucionaria y con su actuación nos hacen remontarnos a los tiempos de las carabinas y de las cananas. Debido a su pasión y profesionalismo, la mismísima Secretaría de la Defensa Nacional le ha pedido encabece los desfiles militares del 20 de noviembre, motivo por el cual ha posado al lado de altos jerarcas de la política nacional, incluido desde luego el presidente de la República. No se diga el sinnúmero de encuentros, anécdotas y relatos con figuras del deporte, de la cultura, de la política, pero sobre todo con la gente de la calle, que cuando lo ve, le piden tomarse la fotografía. Pero el haber llegado a obtener esa popularidad no ha sido sencillo, ha costado mucho esfuerzo y mucho sacrificio, igualmente muchas ninguneadas y malos tratos, pero Rafa es de esos seres humanos que no se doblan, y que, a pesar de los pesares, mantiene el buen humor y la esperanza de que siempre vendrán tiempos mejores. Esto se debe a que tiene el apoyo de su incansable y trabajadora señora madre, de su compañera y jaladora esposa y desde luego de sus bonitas hijas, que como toda familia unida han logrado alcanzar sus sueños y aspiraciones. Pero sin duda lo que más le da fortaleza y crecimiento al buen Rafa es la gratitud que le tiene al creador, al ser omnipotente y poderoso que hace posible que por las mañanas abramos los ojos, tengamos salud, trabajo, un techo donde guarecernos y el gusto y aprecio por la vida que nos fue concedida. Pues resulta que el General Celestino no olvida sus orígenes y lo que ha batallado para llegar hasta donde nunca imaginó, por ese motivo cada vez que puede y tiene oportunidad cambia sus rifles y pistolas por epístolas cristianas. Recientemente grabó una muy bonita melodía con estilo revolucionario, pero con una letra que habla de que solamente el ser superior es la respuesta para solucionar todo aquello que nos aflige. Ya tuve la oportunidad de escucharla y por supuesto de disfrutarla. Aprendí de la letra, que por cierto el mismo Rafa compuso, que el patrón, el jefe o papá Chuy siempre responde, unas veces dice que sí, otras que no, algunas que te esperes tantito, pero siempre responde y más si se clama a él con la devoción de Rafael Celestino. En los pueblos de Durango, y supongo que, en muchos pueblos del resto del país, había y hay, alguien que era y es diferente al resto de los habitantes. Era ese personaje peculiar que tenía algo distinto al resto de las personas del pueblo. Todos conocemos a personas que tienen unas características peculiares que les hacen únicos, tan especiales que podrían convertirse en un personaje de una novela. Los personajes más memorables son aquellos de carne y hueso, que huyen del estereotipo y Rafael Celestino, mi general Villa, es uno de ellos.
