No es por nada, pero cuando Porfirio Díaz dijo la frase: “México tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” tenía razón. Y ya encarrerado el gato, la de Gustavo Díaz Ordaz en relación alnarcotráfico: “México es el trampolín y Estados Unidos es la alberca”. Este país, en el nombre de la democracia la ha defendido en los momentos y circunstancias históricas del caso. Por ejemplo, el gobierno norteamericano a través de la CIA, dio un golpe de Estado para derrocar al presidente Salvador Allende, quien fue elegido libre democráticamente por el pueblo chileno.
Lo mismo hizo a través de su central de inteligencia, para instalar en Argentina una de las dictaduras militares más perversas de la historia. Con estos dos ejemplos, aunque existen muchos más, podemos ver qué son para el gobierno estadunidense las democracias buenas y las democracias malas. Hoy que se intenta en nuestro país, hacer una reforma judicial, los gringos a través de su embajador en México Ken Salazar, nos dicen que dicha reforma amenaza nuestra democracia. Y le pone más de su cosecha, afirma que el T-MEC firmado por Canadá, México y Estados Unidos está en peligro.
La filosofía del vecino país del norte es la siguiente: la famosa doctrina Monroe, América para los americanos y en contraparte, en México la doctrina Estrada que es el “principio de no intervención y el derecho de la autodeterminación de los pueblos”, en clara referencia a la soberanía nacional. Y precisamente, el embajador de Estados Unidos en México Ken Salazar, con sus declaraciones se le olvidó que los gobiernos extranjeros no deben juzgar para bien o para mal, en este caso al gobierno de México. Hasta donde se conoce, el T-MEC no dice una palabra de una reforma a los poderes de Canadá, Estados Unidos y México, Que ponga en peligro dicho tratado comercial. Ken Salazar sin duda, tiró la piedra y escondió la mano, habló a nombre de su gobierno y no a título personal.
La corrupción en el poder judicial en nuestro país es el pan de cada día, nadie puede meter las manos al fuego en este sentido, muchas juezas, jueces, magistradas, magistrados, ministras y ministros, son intocables. Pero van más allá; a parte de los privilegios que tienen si se revisan las listas del poder judicial, prevalece el nepotismo y los familiares de los altos mandos cobran en el poder judicial. Por supuesto, que a ellos les afecta la reforma, en especial al Consejo de la Judicatura Federal quienes se protegen entre ellos mismos. Como en casos, cuando alguien interpone un recurso de queja en contra de un juez o de un magistrado por emitir sentencias en ocasiones jurídicamente aberrantes.
A cada santo se le llega su fiesta y le tocó el turno al poder judicial. ¿Cuál es el problema? En primer lugar, en el futuro, para ocupar un puesto en dicho poder podría ser mediante el voto popular y habrá procedimientos para ello. En Estados Unidos, mediante el voto popular se eligen a los fiscales de distrito y de los Estados, también bajo ese método, se eligen a los jueces locales en muchos Estados de la Unión Americana. La reforma contempla, que en su momento la Suprema Corte de Justicia de la Nación podrá proponer a diez candidatos o candidatas, lo mismo, diez el poder legislativo y el ejecutivo. Los filtros para quien pretenda ocupar un puesto en el poder judicial serán sumamente estrictos, solo así se podrá llegar a impartir justicia en este país. Un dato cultural: el propio presidente Joe Biden, en un artículo que se publicó en un importante diario Estadunidense, planteó la necesidad de reformar el sistema judicial de ese país.