La polarización política en México ahora se refleja en el Poder Judicial, donde las representantes del oficialismo y de la oposición hoy se asumen, cada quien a conveniencia, como los “héroes” en torno a esta propuesta del Presidente López Obrador; pero solo el tiempo le dará la razón a algunos y convertirá en “villanos” a los otros. Estamos en esa bifurcación en la historia de México para que uno de los poderes salga fortalecido o de plano termine por sucumbir ante la mayoría que representa Morena y sus aliados en las urnas, el “cheque” que la inmensa mayoría de los ciudadanos le otorgaron a este movimiento.
Hasta hoy no he escuchado a nadie que esté en contra de una verdadera reforma al Poder Judicial, donde se pueda garantizar la imparcialidad en las resoluciones por parte de jueces, magistrados y ministros, el asunto es que esto bien podría darse sin poner en riesgo la carrera judicial, pues los principales argumentos que se esgrimen es que hay jueces que son “corruptos” o que los máximos representes de los órganos jurisdiccionales reciben honorarios muy elevados; pero creo que el truco es “revolver” una cosa con la otra para tratar de que los ciudadanos conecten con esas posturas. La clave es tener el control, no hay que ir tan lejos para entenderlo.
Un voto.
Estas posturas a favor y en contra hoy dependen solo de un voto, pues en la semana se habrá de someter a discusión y votación en el Senado de la República, el dictamen enviado de la Cámara de Diputados, y se supone que la mayoría calificada se logra con un solo voto por parte del oficialismo; de los 128 legisladores de la Cámara Alta las dos terceras partes son exactamente 85.33, es decir, si se quedan en 85 no lograr el porcentaje requerido, a pesar de que Adán Augusto intentó darnos clases de matemáticas a finales de la semana pasada; es decir, el Presidente y sus legisladores necesitan por lo menos los 86 sufragios. Una historia de suspenso, y donde estamos a unas horas de conocer el final.
“Aberración”
Evidentemente López Obrador se asume como el “héroe” principal en toda esta historia, y desde su casa, Palacio Nacional, ha señalado que sería una “aberración” que el tema sea detenido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues según él, los ministros de la misma son los “villanos”. Si se mantiene una votación similar a la realizada hace unos días entre los 11 ministros de la Corte, cuando decidieron sumarse al paro de los trabajadores del Poder Judicial, podríamos estar frente al mismo escenario si el tema llega a sus escritorios, pues ocho togados van por los equilibrios y tres, Lenia Batres, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel ya dejaron en claro que van con el Presidente y la corriente cuatroteísta, incluso buscan asumirse como “heroínas” en este caso.
Violencia.
A lo que no debemos llegar en este país, y sobre todo en la defensa de alguna de las dos posturas, es a la violencia, pues a pesar de que se pueda o no tener razón en la propuesta de modificación al Poder Judicial, nada justificará actos violentos, todo deberá ser en el marco del respeto a las posturas de cada legislador, pues hay incluso llamados por parte de una legisladora del PAN en Aguascalientes para golpear a todo aquel Senador de la oposición que vote a favor del dictamen. Si bien ya hay dos legisladores señalados como “vendidos”, ambos del PRD, creo que sin necesidad de llegar a la violencia, la historia pondrá a cada quien en su lugar.
Claridad.
Debemos reconocer también que no hay mucha claridad en lo que viene después de aprobarse la reforma, por ejemplo de dónde va a provenir el recurso para el pago de los finiquitos a los jueces que no quieran participar en la elección, el diseño del proceso y de las boletas, entre otros. Es decir, primero cambiamos todo y después…..”ya veremos”. Así no.