El asunto de la reforma al Poder Judicial vive sus momentos más álgidos unas horas antes de que el Senado de la República lo someta a votación, y es que desde el poder que se ejerce, gracias a la mayoría de sufragios que Morena y aliados obtuvieron, han quedado de manifiesto los excesos en los que se puede caer cuando el objetivo es solo uno, que dicha propuesta de López Obrador sea aprobada, parece que a costa de todo, pues escudados en que “el pueblo manda” o en que vivimos en una verdadera “democracia”, uno de los poderes de la nación podrá sufrir una mutación total o parcial de su independencia, ya que una sola persona o grupo tendrán la decisión del futuro que le depara a esta institución, y a los millones de mexicanos que habitamos esta nación.
No se trata de romantizar la derrota que está teniendo la oposición en México, no, pues el verdadero objetivo se centra en la forma en cómo se da, pues a pesar de que se niega la inmensa mayoría de los legisladores ni siquiera han leído por completo el dictamen que se somete a votación; ya que se quiere engañar al ciudadano argumentando el elevado salario que obtienen jueces y magistrados, cuando eso podría solucionarse sin la necesidad de mezclar las capacidades con el asunto del salario. Un miembro del Poder Judicial debe tener las características necesarias para desempeñar el cargo, basados en una carrera, lamentablemente en los otros dos poderes no, porque llega el más popular; a eso estaríamos llegando ahora en la impartición de justicia.
Hablando de….
Precisamente fueron este tipo de excesos los que cansaron a los mexicanos durante décadas con la hegemonía del PRI, que dicho sea de paso la mayoría de los integrantes de Morena y sus “rémoras” pasaros por el tricolor; ahora se está replicando algo que se criticó durante esa época. Las consecuencias que tiene el Revolucionario Institucional ya las conocemos, y tal parece que esa lección no quedó clara, porque finalmente nada es eterno, y quienes hoy ostentan el poder, y lo ejercen, mañana terminarán siendo víctimas de sus actos; y como muestra lo que le ocurrió a la alianza “Fuerza y Corazón por México”, que mientras tenían mayoría establecieron las reglas de la sobrerrepresentación, y hace unos días las padecieron, y ni cómo defenderlos.
Presión.
Una de las formas donde queda de manifiesto este exceso de poder, está relacionado con la presión que se ha hecho a algunos senadores desde las fiscalías estatales, que si bien muchos no son unas “blancas palomitas” basta con amenazarlos de abrir sus expedientes para que piensen de mejor manera el sentido de su voto. Hasta ayer por la tarde se suponía que el padre del senador Daniel Barreda había sido detenido injustificadamente, luego se habló que dicho legislador se había incorporado al Partido Verde, algo que a las horas se desmintió, pero sí es un hecho que en Campeche trataron de hacer estos actos intimidatorios. Y como dato adicional, este senador de MC resulta que es suplente, y en caso de que no se dé con su paradero pues nadie podría entrar a cubrir ese espacio, lo que eliminaría un voto más de la oposición en contra de la reforma. Desde luego que eso también es un exceso.
Traidor.
Dos elementos se conjugan en la “traición” de Miguel Ángel Yunes Márquez y de su suplente, su padre Miguel Ángel Yunes Linares; uno, que si su objetivo es la impunidad pues evidentemente se tendrían que doblar en algún momento y respaldar la reforma. Eso es precisamente lo que sucede cuando los partidos postulan candidatos con ciertos antecedentes en su pasado que luego son utilizados para el “chantaje”. Y segundo, el poco tacto de Marko Cortés al buscar “amedrentar” al legislador con expulsarlo de las filas del blanquiazul, justo en el momento en el que debe haber diálogo al interior de las bancadas, el líder nacional “riega el tepache”, algo que terminó de encender la “mecha” de la “traición”.