Parte de las estratagemas que utilizan los políticos en la oposición es descalificar el trabajo de los gobiernos en turno. Creen que esta mezquindad les generará votos; sin embargo, el resultado suele ser contraproducente, pues la gente defiende a las administraciones cuando considera que están haciendo un buen gobierno. Tal es el caso de los resultados obtenidos gracias al trabajo en equipo entre el gobierno estatal y municipal, encabezados por Esteban Villegas y Toño Ochoa. Al respecto, el alcalde es enfático al señalar: “Cuando trabajamos juntos, el beneficio llega directo a la gente; construimos proyectos que marcan la diferencia en la gran familia duranguense”.
En contraste, basta recordar los desastrosos efectos cuando el gobernador y el alcalde capitalino han sido antagónicos. Un ejemplo claro es la falta de coordinación entre José Rosas Aispuro y José Ramón Enríquez, lo que impidió avances significativos en proyectos clave. Para muestra, el “puente encantado” no pudo concluirse en seis años; durante los primeros tres, lo único visible fue un letrero del gobierno estatal que anunciaba el inicio de la obra y otro del gobierno municipal que la declaraba clausurada.
Uno de los proyectos insignia del gobierno de Toño Ochoa es el Hospital Municipal del Niño 460. Si bien este concepto exitoso inició hace 32 años, solo ha recibido mejoras mínimas desde su creación. En este tiempo, el erario municipal ha erogado más de 80 millones de pesos en renta (ajustando la anualidad a precios actuales) , una cantidad superior a lo que hubiera costado comprar el inmueble. Además, la ubicación del hospital quedó rodeada de fraccionamientos residenciales, lo que dificulta el acceso para quienes más lo necesitan. A ello se suma que sus instalaciones resultan insuficientes para atender la creciente demanda.
El Hospital Municipal del Niño 460 es un claro ejemplo de que, con entendimiento y colaboración entre gobiernos, se puede transformar la vida de los ciudadanos. Más aún cuando los esfuerzos están dirigidos a los más pequeños, los más desprotegidos, los más necesitados. Este hospital será propio, más grande, más moderno y con mejores servicios. Cabe destacar que es el único hospital en el país administrado por un municipio, y más del 60% de sus pacientes no tienen acceso a otros servicios de salud. Además, su nueva ubicación en la colonia Isabel Almanza, una de las zonas más vulnerables de Durango, garantizará un mayor alcance. No solo beneficiará a la zona oriente, sino que impactará positivamente a toda la ciudad y municipios vecinos.
Con una inversión de aproximadamente 150 millones de pesos, en sus dos etapas se prevé que esta magna obra entre en operación en marzo. A pesar de su crecimiento, se mantendrán los costos de atención entre 70 y 200 pesos. Se sumarán nuevas especialidades en odontología, además de un área de paidopsiquiatría con tratamientos para autismo y déficit de atención, entre otras ramas.
Es innegable que Esteban Villegas y Toño Ochoa están escribiendo una historia de éxito en materia de salud pública en Durango, demostrando que, cuando se trabaja en equipo, se puede llegar mucho más lejos. Estamos en tiempos electorales, y no faltarán quienes intenten desacreditar los avances logrados. Pero los hechos hablan por sí mismos: cuando los gobiernos estatal y municipal trabajan juntos, las obras trascienden, las soluciones llegan y la calidad de vida mejora.