La clase política de este país, tuvo una oportunidad única de llevar a juicio a un impresentable como Cuauhtemoc Blanco Bravo, ex gobernador de Morelos y acusado por su media hermana, de intento de violación, un caso que ha escandalizado a la opinión pública y de ahí que lo menos que se esperaba, es que nuestros legisladores federales le quitaran el fuero para que pudiera comparecer ante la autoridad que lo estaba reclamando, sin embargo, después de un profundo análisis, declararon “notoriamente improcedente el caso”.
Ni duda cabe que las acusaciones que pesan sobre el ex futbolista, son sumamente delicadas, a pesar de lo cual, legisladores tanto de Morena, el PRI y el Partido Verde, determinaron que la carpeta de investigación no estaba debidamente fundamentada y que carecía de criterios de principios de lealtad y objetividad, pues no se apegó al protocolo del ministerio público para la investigación de delitos sexuales en perspectiva de género en Morelos, estado en donde se presentó la acusación.
Desde luego que diputados federales tanto de Acción Nacional, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano quienes votaron a favor del desafuero de Blanco Bravo, pidieron que el caso no se politizara, incluso les pidieron a las 251 mujeres que integran la cámara baja, unidad y congruencia ante un caso tan delicado como este, sin embargo, en la sumatoria, no alcanzaron la votación requerida, librando de esa forma el desafuero y citando un peligroso precedente en la historia política de nuestro país.
De nada ayudó que una vez se conoció que el desafuero no procedió, salieran personajes como Gerardo Fernández Noroña a defender a Cuauhtémoc Blanco, afirmando que las acusaciones en su contra fueron armadas de mala fe por la Fiscalía de Morelos, dejando de lado los argumentos y acusaciones de su media hermana que nada tienen que ver con el fiscal morelense, dejando en claro que hoy más que nunca es necesario eliminar el fuero a nuestros legisladores de cualquier nivel, para que enfrenten a las autoridades como cualquier ciudadano común, en especial, cuando las acusaciones sean por violentar a la mujer en cualquiera de sus formas.