¿Hasta cuándo se dejará de darle un manejo político a la hora de nombrar la presidenta o presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Durango y en el país? Para muestra basta un botón, los demás a la camisa. Los ciudadanos mexicanos a quienes se les ha violado sus derechos humanos, tienen que acudir a organismos internacionales como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que se les haga justicia. Las sentencias que emite la Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes para los estados miembros, como es el caso de México. En cambio, las resoluciones que emite la Comisión de Derechos Humanos y las estatales, solo son recomendaciones y no son obligaciones. Recordamos el caso de Carlos Castañeda Gutman, cuando la Corte Interamericana consideró que fue violado su derecho humano de votar y ser votado. Y antes solo los partidos podrían nombrar candidatas y candidatos.
¡Qué cosas tiene la vida, Mariana! Siendo presidente de México, Carlos Salinas de Gortari el 6 de julio de 1990 fundó la Comisión Nacional de Derechos Humanos como un organismo descentralizado de la Secretaría de Gobernación. Con el tiempo, esa Comisión se convierte en un organismo autónomo. Aquí en Durango desde 1993 se promulga le ley que da origen a la CEDHD. Hasta ahí todo está muy bien, pero ¿qué cree?, como dijo Juan Gabriel, ya ves que no es así, desde entonces se han tomado decisiones políticas sobre el tema, y no como lo marcan la Constitución federal y local, así como las convocatorias que se emiten.
Aquí en nuestra callada y tranquila ciudad colonial ya se desató la lucha para presidir la CEDHD. En esta ocasión, la actual legislatura local tiene una gran oportunidad de hacer historia. En sus manos está votar en el pleno por una mujer o un hombre que no sea recomendada o recomendado desde los laberintos del poder, ya sea por el que se va o por el que llega. Destacan, entre otras, dos mujeres que reúnen los requisitos y perfiles para estar al frente de la CEDHD: Julieta Hernández Camargo y Maru Campos Zavala. Julieta Hernández Camargo tiene muchos años en la defensa de los derechos humanos, y preparación académica ni se diga.
Maru Campos Zavala tiene perfil, experiencia, un impresionante currículum académico y desde 2006 es directora de difusión y capacitación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado. Tiene estudios en el extranjero en temas de Derechos Humanos, pero el problema que tienen ella y Julieta Hernández Camargo es que tienen la desgracia de no pertenecer al PRI, PAN, PT o PRD. Decimos esto porque tal vez la comisión de derechos humanos del Congreso, ya en corto les exija ese requisito, y como la alianza Va Por Durango está de moda puede ser el fiel de la balanza a la hora de que los diputados voten en el pleno. Los legisladores locales tienen la responsabilidad de que por primera vez no se nombre a la presidenta o presidente de la CEDHD por recomendaciones políticas.
La convocatoria para elegir a quien quede al frente de esta Comisión tiene una trampa perversa. No establece el plazo para que las diputadas y diputados lo voten en el pleno. Esa no es buena señal, por donde se vea da la impresión de que hay línea política. Por un lado, Marco Antonio Güereca Díaz intenta reelegirse, y muchos aseguran que es muy amigo del que se va. Por otro lado, del que llega al Bicentenario están relacionados Miguel Ángel Olvera y José Manuel Parra Alanís. Si los diputados votan por alguno de ellos, será una votación política. Pero también se pueden cubrir de gloria eligiendo a una persona de la sociedad civil, que no tenga pasado partidista ni se le relacione con la alianza Va por Durango. Recuerden, señores y señoras diputados que son un poder independiente y no un apéndice del Ejecutivo.
