La pasada elección que dio a Esteban Villegas como próximo Gobernador y a Toño Ochoa como próximo presidente municipal de Durango, fue sólo el inicio de un trabajo que ambos, junto a sus colaboradores más allegados, encabezan por adelantado para la gestión de recursos, programas y acciones que les hagan menos áspero el primer año de gobierno, porque es un hecho que, la manera en que terminan los actuales, no les dejan las mejores condiciones por sí solos.
Desde los primeros días en que ya se ostentaban como Gobernador y Alcalde electos, Esteban y Toño iniciaron gestiones, en primera instancia con los legisladores federales de la alianza del PRIAN, después con los diputados locales y posteriormente con funcionarios que pudieran guiarlos en la búsqueda de mecanismos que garanticen que haya presupuesto para Durango y sus municipios en el 2023.
Recordemos que, antes del gobierno aispurista, año con año aparecía en las portadas de los medios locales “Presupuesto Histórico para Durango”, que era una buena excusa para enaltecer la labor del Gobernador en turno y sus diputados federales en los medios, ya que siempre se lograba traer más recursos que el año anterior, lo que no era sólo la costumbre y obligación del Gobierno Federal de asignar un poco más por temas de inflación, sino que se trataba del cabildeo de los legisladores por Durango encabezados por el Ejecutivo estatal mediante la presentación de proyectos ante las comisiones del Congreso de la Unión, principalmente en las de Presupuesto y Cuenta Pública, Obras Públicas, Salud, Agua y Seguridad.
En el gobierno saliente, perdieron el rumbo en ese cabildeo de recursos, no presentaron proyectos, todo lo que se hizo este sexenio, ya estaba presentado desde el anterior, no hubo argumentos técnicos que justificaran aumentos presupuestales más allá de la inflación, incluso, en estos años se llegó a regresar presupuesto que no aplicaron, por lo que, a la hora de que se le aplican los recortes presupuestales a Durango, tampoco había justificación para defenderlos.
Esteban y Toño han visto esta situación, sobrepesan el impacto de la deuda pública y que actualmente Durango está en estatus rojo por la falta de pago a los compromisos financieros, por lo que la opción de reestructurar la deuda para un nuevo préstamo, se desvanece; las opciones que tienen el gobernador electo y el alcalde electo son, presentar proyectos justificables y de gran alcance mediante los diputados federales antes de que se asigne el PEF; reducir los gastos innecesarios y capitalizar lo que les llegue de recursos, pero sobretodo, detonar la economía local, para que crezcan los ingresos propios del estado y el ayuntamiento.
Los equipos del priísta y el panista ya están trabajando en esos proyectos, así como en garantizar el mayor apoyo posible para sus presupuestos, pero no sólo con los diputados, sino con los funcionarios federales; ojalá los frutos que rindan estos esfuerzos, sean los suficientes.
