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Días contados

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Los días para que terminen la administración tanto de los municipios, como del gobierno del estado, están por finalizar. Esto propicia que más allá de las cuentas alegres que den los gobernantes, medios de comunicación, opinólogos, la ciudadanía, a través de Redes Sociales, los rumorólogos de café, conexos y similares, hagan sus evaluaciones, no pocas veces sometan a dura crítica a los responsables de las administraciones.
Por ello, para emitir un juicio, se debe partir de los datos reales que se van generando, tanto a nivel social como económico y otros parámetros. Así, tenemos que el gobierno del estado, según el artículo 21 del reglamento del sistema de alertas, no tendrá capacidad de endeudamiento para el 2023, ya que su techo financiero es igual a cero y se encuentra en foco rojo.
Esto no ha sido desmentido por el gobierno del estado, por lo que deja en situación de fragilidad económica al próximo gobernador Esteban Villegas, que tendrá que enfrentar, sin mayores recursos, lo que falta para que la inflación toque techo y empiece su descenso.
La próxima administración va a hacer frente a reclamos sociales y de diferentes sectores de la sociedad, como los maestros, los burócratas, los que transitan por el bulevar Francisco Villa y padecen las molestias del puente encantado.
Los proveedores están molestos por la falta de pagos, una verdadera bronca que tendrá que sortear Villegas Villarreal, qué para estas fechas, todos nos preguntamos, con que va hacer el arranque de propuestas como la tarjeta rosa, el pago a amas de casa, becas (decorosas) y no las miserables que suelen entregar.
Cada día brotan inconformidades, como las del equipo de futbol que compite en liga de ascenso y que podrían quedar fuera si no hay el cumplimiento contraído por el gobierno del estado para rehabilitar el estadio Francisco Zarco. Esto ha causado indignación en la afición futbolera.
Son solo algunos rubros que generan mucha preocupación y de los cuales, aún no se tiene un posicionamiento por parte del gobernador electo, lo que es comprensible, ya que el gobernador saliente es de su mismo partido y evita generar ruido que le impacte en su toma de posesión.
En este contexto, el gobernador podría estar diciendo adiós a la política, irse a Culiacán y olvidarse de Durango, tratar de curar sus quemadas (políticas), disfrutar su dinero, y dejar dos que tres chamuscados en el abandono como dice el tango, con “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”
En Durango y en muchas partes del país, la regla es que los gobernadores que terminan su mandato y culminan su carrera política, quien rompe este paradigma es Ismael Hernández Deras, que después de la titularidad del poder ejecutivo, pasa al senado, de allí a la diputación federal y a la dirigencia nacional de la CNC, y no falta quien le vea “patas de gallo” para llegar a la presidencia nacional del PRI.
En cuanto al municipio de Durango, el alcalde Jorge Salum, al parecer la está librando. El inicio de su administración fue garrafal, al mes aseguró que había realizado miles de acciones de gobierno, en donde incluía desde el saludo al vecino, hasta la propina a su bolero (no creemos que le dé porque es tacañón).
Salum deja finanzas sanas, proveedores liquidados, obras terminadas, buena relación laboral con los trabajadores. Pudo recomponer los errores iniciales, y reorientó el rumbo imprimiendo su propio sello a la administración municipal, sin confrontarse con el gobernador. Jorge Salum sigue siendo un buen activo político del Prian. O no.

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