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El pacto es que no hubo pacto

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Este país está como el poema: “es causa de mil rumores”. Con la victoria histórica de Andrés Manuel López Obrador, algunos divos de la prensa nacional aseguraron que los 30 millones de votos fueron gracias al pacto entre Enrique Peña Nieto y López Obrador. Decían que Peña Nieto le tendió la alfombra roja a Palacio Nacional al tabasqueño, y en contraparte  AMLO hizo lo mismo con Peña Nieto al ponerle la alfombra de la impunidad. Pasó el tiempo y esa teoría cobró fuerza, se comentaba que Peña Nieto era intocable aún siendo el presidente más corrupto del que se tenga memoria.

¿Recuerdan aquella frase en Veracruz, “no te preocupes, Rosario”? ¿Le estará diciendo en este momento Rosario Robles a Peña Nieto “no te preocupes, Enrique”? En este contexto de la corrupción de Peña Nieto, López Obrador se refirió que su fuerte no es la venganza pero también, como la “chimoltrufia”, como dice una cosa, dice la otra. Hace apenas unas semanas declaró a los medios que no existía una investigación en contra del ex presidente Peña. A muchos se nos olvida que Andrés Manuel es uno de los políticos más inteligentes y audaces que ha dado la cultura del presidencialismo autócrata y autoritario, es un político del que se puede esperar todo.

Muy rápido han sido cuatro años de la presidencia de AMLO, y hasta hoy sus opositores y la llamada oposición no ha logrado descifrar el estilo personal de gobernar de López Obrador, o al menos así parece. El tabasqueño es el clásico político que no dice lo que piensa ni hace lo que dice. Ninguno de los ex presidentes del llamado México de la postrevolución han sido llevados a juicio para responder por sus responsabilidades, ya sean civiles o penales. Por ejemplo, Gustavo Díaz Ordaz, responsable de la matanza de 2 de octubre de 1968. Él fue su propio juez cuando dijo: “la historia me juzgará”. Luis Echeverría Álvarez ni se diga, no fue llevado a juicio por el “halconazo” del 10 de junio de 1971, y mucho menos por la llamada guerra sucia. Lo cierto es que ningún ex presidente desde los años 20 hasta la fecha ha sido juzgado.

Pero como diría el clásico, ahora vivimos otros tiempos y existe la posibilidad de que, por primera vez, un ex presidente de México pueda acabar ante un juez de control para ser enjuiciado. Ese podría ser Enrique Peña Nieto, a quien se le investiga por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y delitos electorales. Por supuesto que estos delitos no son cosa sencilla, por ser considerados como graves. Esta novela apenas comienza, y mucho tememos que por no ser una producción del canal de las estrellas, no tendrá un final feliz. Porque no es lo mismo hacer un matrimonio sexenal, que enfrentar la política anticorrupción de la 4T y podría ser el máximo trofeo para los mexicanos de parte de López Obrador.

Sin duda, esto dará mucho de que hablar. Si hubiera juicio sería muy largo, podrían salir muchas cosas y ver involucrados a personajes influyentes del sexenio de Peña Nieto. Y ya que hablamos de mujeres y de traiciones, sería bueno reformar la Constitución para que  haya piso parejo y se pueda juzgar a un presidente de la República en funciones cuando cometa un delito, y que no suceda como ahora, que los pueden llevar a juicio cuando terminan su sexenio.

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