La tensión entre el presidente López Obrador y el coordinador de la bancada morenista en el Senado, Ricardo Monreal, ha llegado a terrenos de la ruptura definitiva, al grado tal que el legislador ha asegurado que en el proceso electoral del 2024 sí se le puede ganar al partido fundado por el mandatario, es decir, el primer mensaje que manda es el hecho de saber que no estará “palomeado” ni siquiera para intentar estar en la encuesta de este partido.
Y es que más allá de los argumentos que ha presentado el zacatecano respecto a su actuar legislativo y político, mantiene en este momento al inquilino de Palacio Nacional incómodo con quien se supone debería desdoblar las “señales” que se le mandan ante la Cámara Alta, y por el contrario ha actuado como un opositor a las políticas públicas que se han intentado establecer; pero al final de cuentas quien tiene la “sartén por el mango” decidirá no solo el futuro de Monreal y su grupo en la ruta política, sino que se podría bloquear cualquier intento por mantener cierto control con el grupo parlamentario que hasta hoy lidera.
Quizá habrá quienes pudieran pensar que con la “mano en la cintura” el presidente podría ordenar a Mario Delgado la destitución como líder cameral, pero ello representaría hacerlo mártir ante la sociedad, algo similar a lo que le ocurrió al propio López Obrador siendo Jefe de Gobierno de la capital en su intento de desafuero, en el sexenio de Vicente Fox. Por lo que Ricardo Monreal jugará sus “cartas” lidiando contra los leales al Jefe del Ejecutivo, y quizá sí, buscando desesperarlo para que proceda en su contra y tomar ese desplante para potenciarlo política y socialmente de cara al 2024, una ruta que quizá sea la última alternativa para él, porque desde cualquier escenario, es muy difícil doblegar a quien tiene todo el poder.
Ahora bien, si el propio AMLO siente que Monreal sí puede debilitar electoralmente a Morena en las elecciones del 2023 y en el 2024 con su equipo, quizá la negociación sería cederle la candidatura a la Ciudad de México, cargo al que quiso aspirar luego de encabezar la alcaldía de Cuauhtémoc, y que el hoy presidente se inclinó por Claudia Sheinbaum en el 2018, y de ser así se mantendría en Morena y estaría logrando uno de sus objetivos centrales; caso contrario si la molestia del inquilino de Palacio Nacional ya llegó a su máximo nivel, entonces el “plan B” de López Obrador podría ser dejar al senador de lado, pues la apuesta sería a la división de “Va por México” para poder tener posibilidades de triunfo, con quien sea el abanderado morenista.
Por otra parte, del lado del tricolor, si el grupo conformado por Miguel Ángel Osorio Chong logra la salida inmediata de Alejandro Moreno del PRI, y tratar de componer la relación con el PAN y el PRD, entonces las alarmas se prenderían en Palacio Nacional, si se concreta “Va por México” y la fuerza que representan los tres partidos, aunado a lo que le podría generar Ricardo Monreal de negativos al interior de Morena, creo que estaría en riesgo la presidencia en el 2024 para Morena, por ello tener AMLO las dos posibilidades para lograr el control del futuro inmediato es lo deseable para él, pero podría no salirle ninguno de los dos escenarios, porque al final mucho será parte de la coyuntura que se vaya dando día a día, y existen muchos intereses de por medio.
Pajareando.
Uno de los principales retos del próximo gobierno que encabezará Esteban Villegas, en relación al manejo financiero, es el de lograr el equilibrio paulatino del ingreso con el egreso, algo que esta administración estatal desfasó al grado de llegar a una deuda por arriba de los 19 mil millones de pesos, según lo expresó Marcela Andrade, coordinadora del equipo receptor. Una medida más que oportuna, pero sobre todo urgente.
