Tal como lo habíamos anticipado con anterioridad, y no tendría por qué ser diferente , los tres aspirantes a convertirse en el nuevo presidente estatal del PAN, fueron palomeados por la Comisión Electoral Organizadora. De esta forma quedaron registradas; las candidaturas de: Mario Salazar, Gerardo Galaviz y Bernardo Loera. ( en este orden) La única sorpresa, si pudiera llamarse así, fue la falta del esperado registro de la regidora; Malena Gónzalez, quien al final decidió no participar y sumarse a las aspiraciones de Bernardo Loera, de quien se asegura cuenta con el respaldo del primer panista de Durango, el alcalde Toño Ochoa, el cual le encargó esta operación al Secretario del Ayuntamiento, Bonifacio Herrera, de quien se sabe lleva con Loera, una excelente relación, hace muchos años.
Si no sucede otra cosa; el próximo 18 de diciembre, más de cinco mil panistas, podrán acudir a las urnas para elegir a su nuevo jefe estatal. Y digo… ¡si no sucede otra cosa!, porque todavía cabe la posibilidad; de “una candidatura de unidad”. Cosa que me parecería lamentable, pues muchos militantes ya han tomado partido, y una candidatura única se pudiera sentir como una decisión de las cúpulas. Por supuesto que las candidaturas de unidad existen, pero estas se dan solo cuando algún aspirante, lleva una visible y considerable ventaja, y llegar a las urnas solo significaría un desgaste innecesario. Tal como sucedió en la elección al Comité municipal del PAN, donde era obvio que ningún aspirante tendría posibilidades contra Minka Hernández, realizar una elección era ocioso.
La última vez que generó expectativa en las urnas la elección de un jefe estatal, fue en la que ganó Juan Quiñónez. En la anterior había sido ungido Víctor Hugo Castañeda, por decisión de los consejeros. Y posterior a la de Quiñones Ruiz, se dio una planilla de unidad, entre los aspirantes a la presidencia: Lorenzo Delgadillo y Rómulo Campusano, dupla que no fue compatible, tanto así que protagonizaron varios escándalos, incluso en algunas ocasiones el presidente y secretario general, estuvieron a punto de llegar a los golpes. Habría que recordar que Rómulo, renunció a la secretaría general, además de realizar diversas acusaciones contra Lorenzo. De tal forma que cuando Martínez Delgadillo, pretendió reelegirse, estaba tan desgastado, que prácticamente perdería ante cualquier adversario. Y así fue; Veronica Pérez, no tuvo el menor problema en derrotarlo de una forma contundente. Si bien es cierto, que carecía de arraigo, contaba con el apoyo de Aispuro y Marko Cortez, sin embargo ahora difícilmente ganaría una elección frente a cualquiera de los tres aspirantes.
Muchos panistas han expresado la necesidad de realizar una profunda reflexión, entendiendo la necesidad de regresar a sus principios. Si bien es cierto, que son parte importante de un triunfo electoral, es mucho lo que han perdido. Por supuesto que los nuevos tiempos obligan a las alianzas y coaliciones electorales pero no deben olvidar aquello de ser “distintos y distinguibles”. Ahora se confunden con los que llegaron solo por el poder. Además no se puede minimizar, que descendieron en el ranking estatal de ser la primera fuerza política a la tercera, la reducción en los últimos años de un 90% de la militancia, además que han dejado de interesar a los jóvenes, el 80% de las huestes azules son mayores de 60 años, es claro que algo no va bien.
Los orígenes del PAN, son de un partido de cuadros, no de masas y como tal deberían actuar, las maquinarias partidistas no son parte del ADN panista. El panismo en Durango, no está muerto… solo dormido ¿ cuál liderazgo podrá despertarlo ?
