No son pocas las ocasiones, que he expresado el valor e importancia que considero tienen las encuestas; sobre todo en el ámbito político, las cuales se constituyen como una herramienta fundamental en la toma de decisiones, útiles para realizar la selección de candidatos o dar golpes de timón. Pero por supuesto que desestimo las que se realizan en “redes sociales”, familias y grupos de amigos, centros de reunión o trabajo, también las preguntas a clientes o colaboradores. Este tipo de ejercicios me parecen viciados de origen, ya que mayoritariamente entre pares, se encuentran opiniones homogéneas, por lo que cuando mucho representarían la opinión de un pequeño grupo, por grande que pudiera parecer. La clave de una encuesta bien realizada está en la “muestra”, esta debe ser representativa del universo buscado, una muestra estadística, que contemple nivel de confianza, que especifique el margen de error, temporalidad, neutralidad de la pregunta (s) entre muchos factores más.
Las encuestas que nos dan a conocer en los procesos electorales, son un porcentaje mínimo de las que realmente se realizan, los partidos políticos, tienen el pulso correcto de lo que está pasando, cuando dos candidatos se dicen punteros; es obvio que uno está mintiendo, y casi siempre lo sabe… aunque en su discurso afirme otra cosa. En un análisis es fundamental precisar la fecha en que se realizó la encuesta, recordemos que estas son “fotografías del momento” y si el momento cambia la fotografía también. Por ejemplo, habría que observar como puede cambiar el momento de Sheinbaum, en su carrera al 2024 con el accidente que ocurrió el sábado pasado en el Metro de la CDMX, siendo el tercero en sus cuatro años de gobierno.
Sin embargo, existe la percepción casi generalizada que: “las encuestas las gana el que las paga” o en pensamientos más ingenuos; las encuestas fallan, o los encuestados aprendieron a mentir, pienso que por regla general ninguna de estas afirmaciones es correcta. Me parece que la explicación radica en las “falsas encuestas”, estas son estratagemas de Marketing político electoral, propaganda disfrazada de encuestas, aunque estas sean realizadas por casas encuestadoras conocidas, cuyo verdadero negocio es la publicidad, y su función sea ayudar a generar una percepción de triunfo, aunque sea falsa.
En Durango, en el pasado proceso electoral, Morena y sus aliados tuvieron una ligera ventaja con la marca, pero después de conocerse a los candidatos, con nombre y apellido esta se perdió, el paulatino crecimiento de los candidatos de #VaPorDurango, fue documentado por todas las casas encuestadoras, a excepción de de Mitofsky de Roy Campos, quien siempre sostuvo la ventaja de Marina Vitela sobre Esteban Villegas. Incluso el día del proceso electoral, mientras la mayoría de las encuestadoras, ya hablaban de una ventaja de dos dígitos a favor de Villegas, Mitofsky sostenía que estaba tan cerrado que no podía anticipar tendencias, se me hace difícil de creer que Roy Campos, ignorará tendencias y resultados.
Pero si los resultados de las encuestas de Mitofsky en el 2022, fueron un dislate, el ejercicio de aprobación de gobernadores y alcaldes que presentó recientemente no tiene parangón. A cuatro meses del inicio del gobierno de EVV, después de haber ganado con mas de 100 mil votos con un 13% de diferencia, ahora lo ubica en el lugar 30, negando la gran aceptación que tiene el gobernador. Esto lo atribuye al tema de la meningitis, cosa que el mismo encuestador reconoce que es un tema heredado. A Toño Ochoa, lo coloca en el lugar 145 de 150, esto a pesar que ganó con un 20% de diferencia. Y el lugar 150 de Lety Herrera es una verdadera vacilada, ya que no solo ganó con un holgado 15%, además es elegida como alcaldesa por tercera ocasión, y arrebata a MORENA su principal bastión en nuestro estado. No existe ninguna razón para que hayan perdido una gran aceptación de la noche a la mañana. Es claro que este tinglado se arma con miras al 2024, desestimar el modelo electoral que le dio el triunfo a EVV, la reelección de Toño Ochoa, o a candidatura al senado de Lety Herrera, donde tiene todo para frenar nuevamente el proyecto de Marina Vitela.
