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BREVE ANTOLOGÍA DE LA PENDEJEZ HUMANA

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Los expertos que confeccionaron el diccionario de mexicanismos consideran que la palabra pendejo es un término gravemente injurioso e impropio de gente educada. En México es cierto, si quien utiliza esta palabra quiere darle un sentido injurioso y grosero, puede hacerlo con mucho éxito, todo depende de su intención y del tono de voz que utilice. Sin embargo, el uso de la palabra pendejo, es enormemente popular entre hombres cultos, mujeres refinadas y niños bien educados, tan es así que rebasa los estrechos límites de la injuria y nos ayuda a los mexicanos a señalar, de manera divertida y festiva, a una gran cantidad de personas. Por ejemplo, si el que esto escribe por estar leyendo Hamlet o una revista de Play Boy me distraigo, eso quiere decir que ando hecho un pendejo, o si una persona me estafa o me engaña entonces me vio la cara de pendejo, pero si como funcionario me hago de la vista gorda para ganarme un dinero de forma corrupta, eso quiere decir que me hago pendejo, en cambio sí compro un entero de la lotería nacional y este sale premiado con cinco millones de pesos y no me acuerdo donde dejé el billete, entonces mi tierna y cariñosa esposa me va a gritar de manera histérica ¡eres un pendejo! Y para colmo, si a media noche y lloviendo a cantaros olvido las llaves del carro adentro, entonces levanto las manos al cielo y me pregunto angustiado ¡Dios mío, por qué soy tan pendejo? Breve Antología de la Pendejez Humana es el título de un libro de 88 páginas escrito por mi querido y admirado amigo el Doctor Rubén Osorio Zúñiga. Esta colección de pendejadas contiene cuatro capítulos y una plegaria. En el capítulo uno titulado frases célebres de personajes célebres, el término pendejo es utilizado como sinónimo de palabras de todos los idiomas empleadas por números personajes famosos para señalar con frases ingeniosas al tonto, al fatuo, al estúpido y al imbécil. Algunas de estas frases son las siguientes: Los sabios tienen una gran idea solo una vez en la vida, los inteligentes tienen una sola gran idea de vez en cuando, pero los pendejos tienen una gran idea todos los días. Con gran frecuencia los intelectuales son tan pendejos que valdría la pena considerarlos como tales hasta que no demuestren lo contrario y solo de vez en cuando y eso por casualidad, un pendejo tiene la razón. Los capítulos dos y tres se llama máximas, refranes y dichos y dicharajos y clasificación de los pendejos, son una colección muy sabrosa de dichos populares de todo el mundo que hablan de la pendejez, el pendejismo y los pendejos, además contiene una clasificación muy novedosa de los pendejos. Por ejemplo, el ecologista por naturaleza es pendejo mientras que el fosforescente en la oscuridad relumbra de pendejo y para identificarlo basta con apagar la luz. En cambio, el independiente es orgulloso y autosuficiente y no acepta ayuda de nadie para hacer sus pendejadas y el que tiene fe cree sinceramente que con mucha fe y con el tiempo, algún santo le va a quitar lo pendejo. El capítulo cuatro, los hechos de algunos pendejos, es solo un pequeño pero vivido muestrario de la pendejez universal, esa que sin respetar épocas, fronteras, raza edad, nacionalidad, religión, cultura o condición social, pone de manifiesto que, desde la era de las cavernas, el pendejismo es un movimiento fraternal y universal que nació casi desde que el ser humano apareció sobre la faz de la tierra. Al final de la obra, el lector encontrará en el libro una plegaria que le ayudará a encontrar la fortaleza necesaria para sobrevenir y comprender este mundo cada día más atribulado, convulso y sobre todo lleno de pendejos. Y en el capítulo final viene una plegaria que dice: Mándanos pena y dolor, mándanos males añejos, pero lidiar con pendejos no nos lo mandes señor. En pocas palabras el libro Breve Antología de la Pendejez Humana es una fascinante colección de pendejadas, hay que leerlo.

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