El término oposición se emplea para hacer referencia al partido o partidos que no ostentan el poder político materializado en el gobierno y las políticas y programas que éste promueve. La oposición se considera un elemento básico y esencial de los regímenes democráticos. Desde las elecciones del año 2018, pasando por los años 2019, 2020, 2021 y ahora 2023, donde Movimiento de Regeneración Nacional ganará el estado de México, la tendencia sostenida es que Morena avanza electoralmente y que la oposición, salvo poquísimas excepciones, no da una, y es que tiene poco que ofrecer, y sus dirigentes y quienes han sido sus candidatos, resultan cartuchos quemados y de malos recuerdos en los ciudadanos, y es que en gran medida el éxito de las campañas depende de las y los candidatos, de su talento, trayectoria y liderazgo. Esto significa que con alianzas o sin ellas, la oposición en México no ha logrado contener el crecimiento electoral del partido del presidente, es decir, los resultados hasta ahora son malos y magros. En el PRI la migración de cuadros a otros partidos, especialmente a Morena, no ha cesado desde antes del año 2018 y el actual presidente nacional está severamente cuestionado por la militancia por la labor que ha realizado hasta ahora. En el caso de Acción Nacional, figuras predominantes del partido han salido de éste, ya sea hacia Morena o siguen su actividad política sin dar cuentas al partido. Hay panistas que siguen sin digerir la alianza con el PRI y el partido continua sin consolidar una presencia nacional. Por su parte el PRD es un partido que está en su mínima expresión, sigue perdiendo adherentes, ya no tiene ninguna gubernatura y en algunos estados ha perdido el registro como partido político. En este escenario, resulta casi imposible pensar que tres crisis juntas generen una dinámica de crecimiento y aceptación en la ciudanía que les permita tener una mínima esperanza de ganar las elecciones en el 2024. En el caso de las presidenciales, a poco los priistas van a permitir que Lily Tellez sea la candidata, o los panistas van a dar el visto bueno para que Silvano Aureoles sea el candidato, o peor aún, no veo a los perredistas impulsando a Margarita Zavala, que tal si la señora se vuelve a rajar en plena campaña como ya lo hizo una vez. Agregado a ello, los componentes ideológicos que por años han dado forma a estos institutos políticos no permiten que la alianza Va por México tenga un programa político claro pues no ofrecen propuestas específicas. De pilón no cuentan con figuras políticas destacadas ni consolidadas, todos, o casi todos son políticos reciclados.La oposición en México no ha estado a la altura de las circunstancias. En vez de proponer programas o proyectos que lleven a solucionar problemas estructurales, hasta ahora han sido incapaces de generar estas propuestas. Su pobre y raquítico discurso se reduce a descalificar las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esto no quiere decir que el presidente no haya cometido errores y aunque la oposición cumple con su función al señalarlos, a cambio no han sabido formular alternativas. Peor aún, los líderes de los partidos de oposición con frecuencia declaran que se debe regresar al sistema político de antes, proponen un pasado de pesadilla que la sociedad mexicana repudió masivamente en 2018. Para el Doctor Jorge Rocha, catedrático e investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, la oposición en México es la oposición del NO, porque NO tiene proyectos, porque NO es rentable electoralmente, porque NO tiene candidata o candidato y porque NO aprobará nada en materia de reformas constitucionales, y para tener posibilidades de penetrar en el ánimo ciudadano, ese no es el camino correcto. AMLO se mantiene popular, la gente lo apoya y está dispuesta a demostrar ese sentimiento acudiendo a las urnas el dos de junio del 2024 para que la llamada 4T continúe dirigiendo el destino del país al menos por otro sexenio.
