Los libros de texto de educación básica que ha presentado el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), han despertado críticas al por mayor, y una gran preocupación entre el propio sector educativo, académicos, padres de familia, especialistas en pedagogía y demás grupos sociales contrarios a la Cuarta Transformación, derivado de la evidente pretensión del que despacha en Palacio Nacional, de utilizar como pretexto estos libros de texto gratuitos, para inducir su ideología, o adoctrinar a la niñez mexicana, con los postulados cuatroteístas. Además, la serie de errores garrafales y faltas de ortografía en su contenido, dan una clara muestra de que el objetivo, evidentemente no es educar, motivo por el cual se pierde el propósito fundamental y se convierte en eso, en un “pretexto gratuito” que nos puede salir muy caro para el futuro de la Nación.
Quitar las matemáticas por considerarlas neoliberales, es tan aberrante como inyectar la ideología de género con el llamado “lenguaje inclusivo” -que de inclusivo no tiene nada-, dado que es un ataque directo a la niñez y a los valores de la familia, que puede llegar a esparcirse en muy poco tiempo, afectando a las futuras generaciones, y provocando una inevitable pérdida de identidad en niñas y niños. De seguir avanzando este adoctrinamiento con el pretexto de la “inclusión” en los libros de texto, seguramente, al ver sus efectos, en unos años nos estaremos lamentando. Solo que a Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la SEP, parece no importarle las críticas que se ha ganado por el contenido ideológico y por los errores de edición, pues cuenta con el respaldo absoluto y la notoria instrucción del presidente de la República, para seguir adelante con la distribución de los libros de texto, pese a que un juez federal les instruyó que detuvieran el reparto, luego de que la Unión de Padres de Familia ganara un amparo, sin embargo, al tabasqueño, eso le valió un soberano cacahuate.
Ni maestros ni padres de familia fueron consultados para la elaboración de estos libros de texto, y aunque el mandato del juez va en el sentido de que sean revisados y rediseñados de ser necesario, tal como lo dicta la ley, no parece haber poder humano que haga que entre en razón el que hace 5 años protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución. A menos de un mes de que inicie el ciclo escolar 2023-2024, ni siquiera se cuenta con los planes de estudio, por lo tanto, los libros de texto no obedecen a un plan educativo en específico, y sí a un plan ideológico y adoctrinador que pretende borrar el pasado “neoliberal”, enseñando un sistema solar con errores; justificando faltas de ortografía como “dijistes”, “oístes”, etc., en pocas palabras, los libros de texto son utilizados como pretexto para inducir más elementos políticos y menos educativos.
La discusión va para largo. La ofensiva cuatroteísta se ha activado y hará valer su fuerza para que la niñez, de camino a la escuela, llegue a las aulas con los libros de texto en sus mochilas. Sin embargo, la defensiva de Padres de Familia y la oposición a la 4T, tratarán de detener una embestida doctrinal, que esta vez, no llega como iniciativas o reformas a la Constitución vía el Congreso de la Unión, sino a través del ataque directo y abusivo en contra de quienes, como esponja, absorberán inocentemente todo lo que les induzcan en esos libros, usados ahora, de pretexto gratuito.
