Hoy domingo, las mexicanas y mexicanos saldremos a votar para que, por primera vez, desde Guadalupe Victoria primer presidente de México en 1824, sea una mujer quien ocupe la presidencia de la República. Sin embargo, la sociedad sigue esperando unas elecciones verdaderamente democráticas, sin violencia, compra de votos, fraudes y “caídas de sistema. La historia de la violencia y el fraude en México, comenzó con el que le hicieron a José Vasconcelos en 1929, siendo el candidato de Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio.
En la historia reciente, recordamos que fue víctima de un fraude en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas, quien dio muestra de madurez para no llevar al país a una guerra civil, eran los tiempos de Carlos Salinas de Gortari. La más reciente, el que le hicieron en 2006 al presidente López Obrador y como dijo Felipe Calderón: “haiga como haiga sido, le impedimos a AMLO llegar a Los Pinos”. Y la cereza del pastel, Vicente Fox Quezada: “yo intervine directamente, para que Andrés Manuel no fuera presidente de México”. Esta narrativa, son algunos ejemplos de la historia electoral de nuestro país, esto es lo que tiene cansada a la sociedad mexicana, no puede ser, que las historias se repitan cada vez que hay elecciones.
De la clase política entendemos su lucha por el poder, desde el nacimiento del Estado como parte importante de una nación, siempre ha sido así, los romanos son el mejor ejemplo. ¿Qué deseamos las y los mexicanos? Muy sencillo: que se cumpla lo que dice nuestra constitución y en especial, el artículo 41 de donde se deriva la ley secundaria de la LEGIPE. Que el INE no sea instrumento del presidente en turno, que los tribunales electorales de los Estados, las salas regionales y el Tribunal Federal Electoral no tomen partido en las resoluciones. Si en México las leyes se aplicaran, seríamos otro país, los países más felices, son aquellos donde se respeta la legalidad.
Tal vez soñar con el México que nos merecemos sea una utopía. Hay países en Europa como Suiza, Suecia, entre otros, donde las campañas son muy cortas, cuestan muy poco dinero, la gente vota hoy y en la mañana todo mundo se levanta sin problemas postelectorales. En España, Inglaterra y Francia, después de las elecciones casi nunca se habla de que ocurren fraudes. Nosotros, hoy seguimos esperando unas elecciones sin violencia, sin compra de votos, sin fraudes, elecciones verdaderamente democráticas y donde el ciudadano ejerza libremente su voto. Así mismo, que el gobierno federal, los estatales y municipales, no amenacen a sus trabajadores para que voten por sus partidos.
Pensar que eso suceda en México, estamos como dijo Don Teofilito… no se sorprenda usted, si mañana lunes ya con los resultados de las elecciones, todos los partidos estén anunciando impugnaciones en los tribunales por supuestas anomalías. Sin duda, los argumentos serán los mismo de siempre; fraude, delitos electorales, robo de urnas, elecciones cerradas, topes de campaña, dinero ilegal y todo lo que usted quiera agregar. En lugar de que las elecciones sean como se dice, una fiesta de la democracia, podríamos vivir otra pesadilla postelectoral que se decida en la sala superior del Tribunal Federal Electoral.