La transparencia frena a la corrupción, y la rendición de cuentas permite reprimir o castigar a gobernantes y servidores públicos que no utilizan correctamente los recursos puestos a su disposición por parte de los gobernados: Miguel Ángel Valverde Loya, académico
En el desarrollo democrático en el mundo, existen elementos que fortalecen esos sistemas, pruebas y ejemplos de ellos han sido impulsados por diversas fuerzas políticas.
México no es excepción de la lucha que los partidos políticos dieron y han dado para avanzar en la democracia, de manera especifica aquellos institutos políticos que durante años fueron oposición al gobierno y que ahora son gobierno, de manera específica la izquierda y en su momento la derecha.
De manera reiterada en este espacio se ha abordado que, gracias a la alternancia en el poder en el año 2000, cuando llegó a la presidencia de la República un candidato de un partido diferente al que había gobernado durante los años atrás, se impulsaron leyes y reformas constitucionales para el fortalecimiento de la democracia.
En ese tiempo (año 2000) los partidos opositores al gobierno panista, como el de la Revolución Democrática y el propio Revolucionario Institucional, junto con el PAN, lograron acuerdos y consensos para diversas reformas, algunas de ellas impulsadas desde la sociedad civil, caso concreto lo fue la aprobación de la primera Ley de Transparencia federal en México.
Fue en el año 2002 cuando a instancias del “Grupo Oaxaca” conformado por académicos, investigadores, periodistas, dueños de medios de comunicación, instituciones educativas y otras organizaciones, se colocó en la agenda publica la necesidad de aprobar la Ley de Transparencia, esa exigencia los unió con todas las fuerzas políticas (PRI, PAN, PRD) entre los más representativos, para lograr que el Congreso de la Unión aprobara esa legislación.
Con el derecho a la información y la transparencia en el año 2002, quedaba atrás la opacidad y el uso desproporcionado, discrecional y patrimonialista de los recursos públicos, además de exigir la rendición de cuentas de los servidores públicos, incluido el presidente de la República.
El hecho de hacer públicos los abusos del poder y tener derecho a la información, por supuesto que fortaleció a la democracia, dándole la oportunidad a los partidos opositores a ser gobernante que aprovecharon la información que derivó en escándalos políticos y de corrupción.
Sin embargo, el uso de la transparencia a veces solo queda en el discurso, se requiere de en la realidad todos los institutos políticos hagan de la transparencia un uso real de estos mecanismos no solo para rendir cuentas sino como un aparato de legitimidad de sus acciones frente a sus afiliados y a los electores.
Estamos frente a la amenaza de la regresión en la garantía del derecho a la información por la intención de desaparecer al organismo creado para garantizarlo y por ello los representantes populares pertenecientes a todos los partidos políticos deberían actuar en congruencia y defender esos derechos ganados por la sociedad.