La primera alianza formal que tuvo el PRI, el PAN y el PRD se dio en el ámbito legislativo, precisamente un día después de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto en el 2012. Ese Pacto (que juraban era) por México, fue un amasijo ideológico logrado; según dicen los que saben, “a billetazos”. Aunque los costos políticos trataron de minimizarse para que pasaran desapercibidos, hoy se están viendo las consecuencias, en ese 2 de diciembre se firmó la extinción del PRD y la debacle de sus coligados. Este pacto, no solo ofendió a los militantes más ortodoxos de estos institutos políticos, también a una parte importante de la ciudadanía. La Reforma Energética y la Reforma Electoral, tocaron fibras sensibles de la idiosincracia en México.
La Expropiación Petrolera, la Nacionalización de la Industria Eléctrica, la “No Reelección”, son episodios de nuestra historia, que vemos en nuestra configuración ideológica como “dogmas de fe”. La inversión privada en el ámbito energético ya sea de origen nacional o extranjero ofende con razón o sin ella nuestro sentir. La reelección para alcaldes y legisladores fue interpretado como el preámbulo para que en una futura reforma electoral , se pudiera aplicar también al ejecutivo, es decir para gobernadores y presidente de la República, un autentico agravio para el ideario del “Apóstol de la Democracia” Francisco I. Madero.
Por eso tuvo tanta aceptación la reforma que propuso AMLO, la cual revierte la de Peña Nieto. Asegura que el objetivo es proteger la industria energética, además que fortaleciendo PEMEX y CFE se logrará la autosuficiencia energética, lo que por añadidura robustece la soberanía nacional. La reforma político electoral que propondrá la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, no solo suprimirá la posibilidad de la reelección, también propone eliminar los 200 diputados plurinominales y los 64 senadores, por lo que la cámara baja quedaría con 300 legisladores y la cámara alta con 64, planteado de esta forma sería muy difícil encontrar desaprobación entre la ciudadanía.
Por supuesto que cualquier cambio puede tener claroscuros, la reforma de 1977 que impulsó Jesús Reyes Heroles, fue de avanzada; impulsó el pluripartidismo, logró que salieran a la luzlos partidos clandestinos y la figura de los plurinominales dio representación a todos. Resulta paradójico que un logro que emanó desde las izquierdas, vaya a ser eliminado por un gobierno de izquierda. Sin embargo, es totalmente entendible cuando vemos que se perdió el espíritu de los plurinominales y se han convertido en cotos de poder de la oligarquía de los partidos, estas posiciones son ocupadas por los dirigentes, amigos y vacas sagradas.
Los partidos de oposición coquetearon poder económico, específicamente al que representa Claudio X.González quien junto con Gustavo de Hoyos, impulsaron una supuesta agenda ciudadana con el nombre de “Sí por México” a la que se sumó PRI, PAN y PRD quién es a la postre formaron la coalición electoral “Va por México” compitiendo juntos en los procesos estatales del 2022 y 2023, para terminar formando la coalición electoral “Fuerza y Corazón por México” para competir en el 2024.
La explicación que da Claudio X Gonzalez para justificar la derrota, es que Movimiento Ciudadano no se sumó a la coalición. mientras que los partidos lo atribuyen casi exclusivamente a los programas sociales. Habría que tomar en cuenta que Xóchitl no era la mejor candidata, fue una emergente, ¡era lo que había! Además, el primero que la sugirió fue el propio presidente. Una ciudadana que ha sido candidata en cuatro ocasiones por partidos políticos ¿es realmente ciudadana? La coalición se arrogó la representación de la ciudadanía, el voto oculto si existió, pero a favor de Claudia. Los partidos movilizaron a sus estructuras en una supuesta “Marea Rosa” se disfrazaron y algunos ciudadanos bien intencionados cayeron en el gambito. Y por cierto estos ciudadanos apartidistas de la “Marea Rosa” ahora como “Frente Cívico Nacional” inicia la ruta para crear un nuevo partido político bajo el liderazgo de Guadalupe Acosta Naranjo, Cecilia Soto, Fernando Belaunzarán, Emilio Álvarez Icaza, José Antonio Crespo, Rosario Guerra, Amado Avendaño, puros, supuestos ciudadanos. ¡Así o más claro!
Una oposición que miente y descalifica sin una sola propuesta, a nadie ayuda.