La UJED actual es muy distinta a la de hace seis años, de eso no hay duda, sin embargo, no es la Institución que se prometió, ni de la que se habló, en una óptica estrictamente personal, no tiene brillo, ni acciones destacadas, es más bien opaca y con múltiples áreas de oportunidad.
Antes de que inicie el proceso electivo de la persona que será el Rector o Rectora de la Máxima Casa de Estudios en Durango, es oportuno mencionar que quienes encabezan la actual administración no lograron la tan anhelada suficiencia presupuestal y sus principales logros están en actividades cotidianas, lógicas y de coyuntura, sin que ninguna de ellas pueda dar rumbo preciso.
Sobre las personas que aspiran a dirigir la Máxima Casa de Estudios en Durango, el perfil adecuado podría ser una persona que no solamente conozca los problemas que tiene la Institución, sino alguien que tenga las soluciones a los males que tienen aquejado a la UJED durante las últimas décadas, es decir, tener una suficiencia presupuestal que le permita el incremento en la matrícula de estudiantes, la creación de nuevos proyectos académicos, el intercambio de docentes a nivel nacional e internacional y, por supuesto, la mejora en términos generales de los servicios que se ofrecen.
Lo que se entregará a mediados de diciembre de este año es una UJED opaca, en donde las promesas de campaña no se cumplieron a plenitud, aunque los grandes informes y parafernalia digan lo contrario, se heredan prácticamente los mismos problemas que se criticaron hace seis años, cuando el ahora Rector estaba precisamente en campaña. Indudablemente, la Rectoría deberá estar a cargo de quien pueda entregar resultados reales, y no para quienes sólo pretendan tener el poder de la Máxima Casa de Estudios a su servicio o a los grupos que puedan representar.
De esta manera, quienes van a competir por la rectoría de la UJED, seguramente basarán sus propuestas en puntos similares, en que conseguirán la suficiencia y autonomía presupuestal; en el desarrollo de infraestructura para la comunidad estudiantil; en la renovación de las carreras y materias y, ciertamente, en transparencia en la asignación de los puestos laborales al alcance de la persona que resulte electa para la Rectoría. Las y los durangueses, pero, sobre todo, la comunidad universitaria que tendrá derecho a votar, deberá realizar un acto de reflexión, de valoración y de contrapesos para elegir a quien verdaderamente pueda lograr avances y cumplir con la palabra que empeñe.
La UJED no es únicamente de las y los universitarios, es de todos, y como tal, merece un proceso electivo pulcro, impecable, y sin ningún tipo de sesgos, y en caso de que no lo hubiera, los costos se verán reflejados de inmediato.
Lic. Felipe Correa Muro contáctame en X @FelipeCorrea_1