La reelección es el derecho de un ciudadano que, después de haber sido elegido y ejercido un cargo público, puede postularse nuevamente para el mismo puesto al concluir su mandato. Desde una óptica reduccionista, podríamos decir que la persona que tuvo un buen desempeño merecería ser reelegida, mientras que la que tuvo un mal desempeño, no. A lo largo y ancho del país, presidentes municipales de todos los partidos les ha dado por postularse para repetir en el cargo, esto a pesar de que arrastran cuentas pendientes con sus gobernados. Con un arranque prometedor que daba esperanzas de mejoras sustanciales en la administración pública, comenzó el gobierno municipal de Antonio Ochoa Rodríguez, “Toño” para los cuates. La administración encabezada por Antonio Ochoa no ha podido ni querido sacar adelante el municipio, motivo por el cual, a dos años de gobierno, la ciudadanía percibe y siente que la autoridad municipal no va por buen camino, eso a diferencia del gobierno del estado, que un día si y el otro también, está haciendo un gran esfuerzo por traer obra e inversiones a Durango. El Índice de Evaluación de Alcaldes (Idealc), que mide la percepción de la ciudadanía sobre el desempeño y liderazgo de sus gobernantes, colocó al presidente municipal de Durango en una posición que no da para pensar en una reelección. Los duranguenses, todos los días cuestionan el rumbo de su municipio y el liderazgo de su autoridad, y comentan y evalúan la capacidad del alcalde para resolver los principales problemas en el municipio. Se han consumado dos años de administración y el presidente municipal de Durango, Antonio Ochoa Rodríguez, refleja una percepción negativa entre la ciudadanía que gobierna. Los ciudadanos y ciudadanas reprochan que, en el municipio capitalino, no ha habido un cambio en comparación con las administraciones anteriores. Pues resulta que a pesar de esa realidad que todos percibimos, se sabe de buena fuente que Ochoa Rodríguez ha comenzado a gastar dinero que no es de su bolsa, para promover una imagen y falsa campaña de alcalde exitoso cercano a la gente que nada tiene que ver con el verdadero escenario. Tristemente la comunidad se deja llevar por apasionamientos políticos y eligen personas que no están preparadas y en el ejercicio del poder, llevan a la colectividad al atraso, en el caso de Antonio Ochoa, volvió a ocurrir. El chileno Mario Rosales, escribió un interesante ensayo titulado Los Secretos del Buen Alcalde, que a estas alturas ya es demasiado tarde para que lo lea Toño Ochoa, pues hasta ahora no se ha visto nada bueno para el pueblo y como dijo Don Teofilito. De forma reprobatoria es como los capitalinos han calificado el desempeño del actual alcalde de Durango. Al día de hoy, gran parte de la población no le volvería a dar su voto a Toño Ochoa, pues la mayoría que le dio el triunfo en 2022, se esfumó en la desilusión y el desagravio. Los ciudadanos muy probablemente votarían por la reelección siempre y cuando perciban un buen desempeño del presidente municipal, reflejado principalmente en un bajo nivel de corrupción, pero la falta de oficio político de Toño Ochoa, lo convierten en un improvisado que no estuvo a la altura de las circunstancias y mucho menos de las exigencias ciudadanas. La gente tiene muy en claro que le quedó grande el paquete a este Presidente Municipal que no supo conducirse de forma correcta en sus funciones y cuyo desempeño como alcalde ha sido bastante pobre, de manera que no tiene caso seguir gastando dinero en un proyecto que la ciudadanía no ve con buenos ojos., así que el sueño guajiro de la reelección…ni pensarlo.
