Por muchos puntos de vista, Donald Trump no solo representa un peligro para el pueblo del vecino país del norte, también, para toda la humanidad. Tal vez, podría resultar exagerada esta afirmación, pero leyendo y analizando sus declaraciones recientes a días de convertirse por segunda ocasión presidente de E.U. más nos valdría tomar en serio sus amenazas verbales. Trump no será por mucho el presidente de alguna República llamada bananera, gobernará al país más poderoso del mundo.
Es importante apuntar, que desde 1823 casi todos los presidentes de Estados Unidos, en su medida, han aplicado lo que se conoce como la doctrina Monroe, en honor de quién la aplicó por primera vez, James Monroe. La frase: “América para los americanos”, fue un pretexto para evitar las invasiones de países europeos. Sin embargo, este ha sido el pretexto histórico para invadir países de América Latina en su propio beneficio. México fue victima directa de la política Monroe, solo bastaría recordar la historia de como nos quitaron más de la mitad de nuestro territorio.
Nadie podría calificar o justificar las recientes declaraciones del presidente electo, sin darse cuenta que no es solo un peligro para México, también para América Latina. Todos entendemos que Trump defienda a los intereses de su país, pero otra es, su cínica política injerencista con otros países, violando toda norma de derecho internacional y la convivencia por los medios diplomáticos. De entrada, Donald Trump con el pretexto de los cárteles de la droga mexicana amenaza con dos cosas: primero, declarar a dichos cárteles como terroristas y segundo, invadir México para venir por ellos, ¿qué le parece?
Y ya encarrerado el gato, también piensa invadir Panamá para poder recuperar el canal de ese país y de una buena vez, poner a otro noriega al frente del gobierno. Las declaraciones de Trump están fuera de toda proporción y lógica política, como si fuera una ironía tienen su lado cómico. ¿Se le podrá llamar a Trump un político ignorante o más peligroso que Adolf Hitler? Es una ocurrencia que pretenda comprar Groenlandia que le pertenece a Dinamarca, anexar a Canadá y a México a Estados Unidos, cambiarle el nombre al Golfo de México por el Golfo de América, solo le faltó proponer cambiarle el nombre a la virgen de Guadalupe por Marilyn Monroe.
Y hablando de mujeres y de traiciones, en México existen cárteles de la droga, ¿y en Estados Unidos cómo los llamamos, cárteles de consumidores? Mientras Trump no entienda la frase de Gustavo Díaz Ordaz: “México es el trampolín y Estados Unidos la alberca”, necesita que el actor y director de cine Woody Allen se convierta en su psicoanalista de cabecera. No hay que pasar por alto: Donald Trump es un político altamente peligroso que amenaza la paz mundial.