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El triunfo de los trabajadores universitarios

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El triunfo de los trabajadores universitarios

Algunos analistas han escrito sobre el movimiento de los administrativos y académicos, que culminó después de once días. Coinciden en que fue poco lo que se logró, esto por supuesto desconcierta, confunde y abre la puerta para que se golpee a académicos y administrativos, a sus sindicatos y dirigentes.
Creemos que fue un movimiento exitoso, porque no solo se debe medir en logros materiales, también, y quizá lo más importante, en las claves que se miden de otra manera.
Hacía quizá cuatro décadas que no se hacía un movimiento de tal magnitud, el cual, evolucionó, de un planteamiento sobre el subsidio del ISR, se fue abrió el abanico para convertirse en un movimiento antirrectorista, de denuncia a las irregularidades administrativas, académicas y financieras.
Las denuncias las hizo la base trabajadora, como hacía décadas no se hacía, se rompió la mordaza y eso es de gran importancia. El movimiento extendió sus demandas hasta el gobierno del estado, al que se le demandó el pago del adeudo a la universidad, lo cual se logró, ya se están enviando pagos. Sobra decir que, la rectoría, no había avanzado nada en este tema.
Los trabajadores y maestros tomaron conciencia que son una gran fuerza en la UJED. Es en vano intentar minimizarla, el movimiento entra a un paréntesis de espera, no ha terminado, tanto administrativos como académicos observan, y pueden realizar un programa de hostigamientos a rectoría si intenta burlarse de su lucha.
Los recursos de lucha sindical son más amplios de lo que se imaginan, sin llevar al desgaste, ni a zonas de riesgo a la base trabajadora, pueden defender sus conquistas. Este es otro punto que debemos destacar, el objetivo era detener la ofensiva de la administración más agresiva que han tenido los trabajadores universitarios, no solo se contuvo, sino ante la sociedad los pusieron entre dicho.
El rector Rubén Solís hace declaraciones a una televisora, en la que es claro que no entiende la trascendencia de este movimiento, no le han dicho sus asesores las claves fundamentales, lo más lamentable, todo hace suponer que no sabe en donde está parado.
Dice que no es lo importante las plazas de confianza, es sorprendente, este personal ingresado de trampa: trastoca la administración, las finanzas, la academia, violenta los contratos colectivos, vulnera la transparencia, afecta la ética institucional, pero el rector dice que es irrelevante.
El rector agrega que lo realmente importante es la jubilación dinámica. Antes que cambiara de piel de sindicalista a patrón, Rubén Solís sabía de esta jubilación porque él ayudo a conseguirla. Se supone que quería ser rector para tomar estos problemas como reto, como lo hicieron los rectores anteriores a él que supieron superar los retos si afectar a los trabajadores, pero toma el camino fácil de intentar mutilar contratos.

El plantón frente al edificio central tiene muchas lecturas, una de ellas, es hacer ver a Solís Ríos y a los funcionarios, que están allí para servir a la universidad, no para servirse de ella.
La marcha que llego hasta el bicentenario, puede leerse como la exigencia de que el poder político no se entrometa en los asuntos de la universidad, que deje de enviar “recomendados” y quitar y poner rectores. O no.

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